Ver a Josh Ritter desplazado a la categoría de telonero (lo de artista invitado no deja de ser un eufemismo para negar lo evidente) me dejó un sabor muy agridulce. Por un lado no puedes evitar pensar lo que sería disfrutarlo con su banda en un marco como el del Apolo, pero por otro la recta final con “Snow Is Gone” o una “Girl In The War” interpretada sin la ayuda de la microfonía y con una sala en respetuoso silencio, ya merecieron y mucho la pena. Por favor que no tarde mucho en ser él el protagonista. Por su parte no hay que negar que The Swell Season estuvieron impecables. Aupados a un reconocimiento masivo gracias a la galardonada película “Once”, se notaba que el público no era el habitual a los conciertos de folk-pop que últimamente abundan en la Ciudad Condal. Un público ampliamente femenino y conocedor de las canciones de un grupo en el que el auténtico protagonista es el veterano Glen Hansard y su destartalada guitarra, quién dio muestras de sus tablas a la hora de saber utilizar diversas estrategias para meterse al público en el bolsillo. Muy comunicador toda la noche, se explayó en jocosas historias entre tema y tema y demostró que es en los temas más épicos y emotivos, a la manera del también irlandés Damien Rice, donde reside la mejor de sus bazas. Sonaron canciones como “The Moon”, “Felling The Pull”, “Papercut” que dejaron un inmenso sabor de boca en los presentes, en parte gracias a un impecable interpretación, arropada por una elegante, por somera y eficaz, banda en los arreglos. Lástima que la calidad del bolo baje unos cuantos enteros cuando es una tímida Markéta Irglová la que coge el testigo del protagonismo al micrófono y que en algunos momentos la contaminadora presencia de cierto regustillo comercial sobrevuele las notas de algunas canciones. Por lo demás lo único que da un poco de rabia es que unos tengan tanto y otros tan poco. Pero me imagino que no siempre tiene uno la oportunidad de protagonizar una película y darse a conocer de esa forma al gran público.
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