Galicia calidade

Las mañanas dominicales suelen tener un sabor especial, un aroma que les caracteriza. Las rabas. Una ruta entre bares, calamares y amistades aderezados en Satelite T con rock&roll venido en esta ocasión de orillas del Miño o tal vez del Missisippi. Conociendo las preferencias de The Soul Jacket por los sonidos que brotan de las tierras de Alabama, flota en los pantanos de Lousiana o gravita en el espacio de cualquier “Savannah” del sur, debíamos acudir y palidecer con una obertura balsámica, como así atestiguaron los primeros movimientos de cabeza entre timoratos y chulescos. Aparece Toño en escena con “Moonshine Whisky Rye” y las guitarras de Jorge y Guillermo comienzan a carburar, enmarcando unos diálogos que no desistirían hasta finalizar, enfocando melodías y armonías en la trascendencia de los sueños, en la intensidad que despierta la suite “Brothers” en su primer y segundo entreacto con los que recuerdan el éxodo masivo y barbarie por la que atraviesan unos afectando a todos, porque somos humanos y deberíamos ser hermanos, somos emigrantes, somos vecinos emocionados por la carga espiritual de “Neighbor Neighbor” precedido por una excelsa “Gunpowder Valley” y sus vastos caminos hacia la plenitud.

Cuando llegamos al local preparaban con premura los aparatos, pues venían en viaje relámpago de Zaragoza tras aparecer un día antes por las calles de Barakaldo, así que sus rostros evidenciaban el cansancio acumulado, pero son tipos raciales y agradecidos. Entregados a su música, su pasión y hasta sus musas, esas que aparecen, te acarician el alma mientras los chasquidos y voces del personal sostienen una “Flamingos”, sugestiva y coral, amable y bailable, o inmediatamente te arrean un sopapo cuando aquellos movimientos de sienes cuasi acomplejados pululan abiertamente, incrementando el desarrollo con contagiosos ritmos y espacios alentadores mantenidos por la columna vertebral: Mauro, Jann y Xavier, un tridente tan fundamental como “People”, el final, su meta, su señal.