Empecemos poniendo las cartas encima de la mesa, soy de los que pienso que Radiohead es la banda más importante de los últimos 30 años. No creo que exista una banda que ni siquiera se les acerque desde esa fecha, pero estoy absolutamente feliz de que exista The Smile y de haber podido presenciar un concierto suyo. Y es que Thom Yorke y Jonny Greenwood, los dos miembros más importantes de los autores de "Ok Computer", suenan más libres y felices bajo este nuevo nombre, acompañados por un sensacional Tom Skinner, de Sons Of Kemet, a la batería, pudiendo disfrutar de la música que quieren tocar en este momento, y que siguen creando durante esta gira, sin tener que preocuparse por tener que tocar “Creep”, “Paranoid Android” o “Idioteque”...
Evidentemente esto podría haber sido un fracaso absoluto si el disco que presentan The Smile, "A Light for Attracting Attention", no fuera un gran disco, pero es que lo es, Yorke nunca había hecho un trabajo en solitario, o bajo otros nombres como Atoms For Peace, tan bueno como este y se le notan las ganas de enseñarlo, alternando entre los teclados, la guitarra y el bajo, instrumento con el que se desenvuelve bastante bien, mientras Greenwood va colorando aquí y allá, también con una gran variedad de instrumentos, incluido el arpa, aunque principalmente con su guitarra eléctrica, algo siempre a celebrar.
El caso es que el concierto comenzó con la voz grabada de Cillian Murphy recitando el poema “The Smile” de William Blake que da nombre a la banda, y es que la sonrisa de estos tres tiene un punto de engaño (como la de Blake), aunque en este disco, además de recordarnos lo mal que andamos, también hay un punto optimista pocas veces visto antes por aquí. Comenzó a sonar el precioso riff de piano de "Pana-Vision" pero no fue hasta que entró la voz de Yorke que apareció la magia. Fue comenzar a sonar su increíble falsete y se hizo el silencio como si hubiera sucedido un milagro y la gente ya no pudiera prestar atención a otra cosa. Y es que la voz de Yorke es absolutamente milagrosa.
Con el riff de sonoridad africana de "Thin Thing" comenzaron esos bailes espasmódicos a los que tan dado es el cantante, un Yorke que parecía feliz con su peto, su camiseta, su pelo desaliñado y sus nuevas canciones, la cosa siguió movida con ese corte post punk que es "The Opposite", tras el que hubo cánticos para un Greenwood por el que parece que no pasan los años. Luego volvieron a bajar las revoluciones con la melancólica "Speech Bubbles" pero el momento de la noche llegó con la interpretación de "Free In The Knowledge", con un Yorke absolutamente increíble a la voz, acompañado de una guitarra acústica, y una melodía que puede rivalizar con la versión de "True Love Waits" que aparecía en "A Moon Shaped Pool".
El inicio de "Waving a White Flag" sonaba como la banda sonora de "Blade Runner" de Vangelis, hasta que la garganta de Yorke la convertía en otra cosa distinta. Luego sonaba la primera de las nuevas canciones que tocaron, "Colours Fly", estrenada por primera vez hace un mes en París y en la que se les sumaba el saxofón de Robert Stillman, el músico que había servido de telonero con su free jazz minimalista. La cosa volvía a subir de intensidad con "We Don't Know What Tomorrow Brings" una de las pocas canciones que tienen un estribillo que el público puede corear.
Luego nuevamente los pelos como escarpias con esa preciosidad llamada "Skrting on the Surface", construida con esos arpegios que sonaban a peces extraños, nuevamente con la voz de Yorke sobrevolando todo el recinto. Increíble que, con 53 años, Yorke siga cantando esos falsetes sin aparente esfuerzo, un verdadero prodigio. Tras otra nueva canción, "Bodies Laughing", llegaba la traca final con "The Smoke", con los mejores riffs de un disco lleno de ellos, en la que se podía apreciar el increíble trabajo de Skinner y su conexión con los otros dos músicos sobre el escenario. Luego se desataban, como hacía mucho que no lo hacían, con el punto punk y urgente de "You Will Never Work in Television Again", un final con pegada antes de los bises.
La banda volvía con la inquietante "The Same", la canción que abría "A Light for Attracting Attention", era la decimosegunda de las 13 canciones de ese disco que tocaban. No me extraña que Yorke suene extático con esos "Hi" que lanza al público, aun así todavía le quedaban tres temas más por ofrecer, dos nuevos y una nueva versión de un tema suyo en solitario que escribió junto al menor de los Greenwood. Primero llegó "People On Balconies", la que más me gustó de las nuevas canciones que podrían aparecer en un segundo trabajo de la banda, una intrincada canción, con Greenwood al piano, que parece retorcerse sobre ella misma y cambiar varias veces de tempo.
En "Just Eyes And Mouth" vuelven esos riffs afrobeat que aparecen en varias canciones de su disco de debut, mientras que para el final dejan una increíble versión de "Feeling Pulled Apart by Horses" con un Yorke llevando la canción sobre un riff de bajo distorsionado, imprimiéndole una dosis extra de energía y locura. Harían bien en volver a grabarla en esta nueva versión que suena a algo tan contradictorio como punk progresivo. En definitiva, un gran concierto de una banda que vuela libre sin importarle la alargada sombra de su banda matriz.
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