The Smashing Pumpkins, menos es menos

The Smashing Pumpkins volvían en concierto de gira después de toda una eternidad. Y para la ocasión la sala Razzmatazz los recibió con un clamoroso lleno, con un ambiente previo que sin duda remetía al de las grandes ocasiones. Lástima que Billy Corgan y el resto no estuvieran en la sintonía de que aquello era una fiesta, cuyo tema eran los Smashing Pumpkins, aquellos que dominaron el planeta rock a mediados de los noventa. No se puede hacer ningún reproche, eso sí, a la calidad de la banda de mercenarios que ahora acompañan a Corgan en sus giras -sus tablas les sirvió para contrarrestar la absoluta falta de carisma. La nueva formación que acompaña a Billy Corgan desde que James Iha, D’Arcy, Jimmy Chamberlain y Melissa Auf der Maur abandonasen el barco son: el guitarrista Jeff Schroeder, la bajista Nicole Fiorentino y el batería Mike Byrne. Lo que no es de recibo es el planteamiento de su set, el cual en más de una ocasión cayó en la insustancialidad y por qué no, el aburrimiento. Comenzaron la actuación con “Quasar” y “Panopticon”, dos temas de su recién estrenado último disco, “Oceana” –un disco tras la senda de su fallido anterior “Zeitgeist”-, temas que el público todavía no conocía. Después con “Starla” y “Geek U.S.A.” parecía que por fin se iban a instalar en la época más dulce de su cancionero. Siguieron “Muzzle” del “Mellon Collie and the Infinite Sadness” y “Window Paine” del “Gish”, su disco de debut de hace veinte años. Luego encararon “Lighning Strikes” un tema que regalaron a través de la red a principios de año con motivo del fallecimiento del antiguo colaborador de la banda Mark Tulin y que forma parte de ese megalítico proyecto llamado “Teargarden by Kaleidyscope” un disco de descarga gratuita que se compondrá por una cuarentena de temas. Tras este paréntesis en el tiempo, “Soma” y “Siva” nos volvieron a trasladar a los primeros tiempos. Pero a partir de aquí, entraron en una monotonía de la que buena parte de la culpa la tuvo el líder de la banda de Illinois, el cual conectó más bien poco con el público. Destacó del tramo “Cherub Rock” que empalmaron con “Tonight Tonight”, y aquí se acabó todo lo que se daba. Todavía quedó concierto, y en el bis lo intentaron con “I Am One”, “Zero” y “Bullet with Butterfly Wings” pero fue como disparar con pólvora mojada. Y fue una lástima que después de casi dos horas de concierto no llegasen a tocar algunos de sus grandes himnos, como “1979”, “Disarm” o “Today”, que era lo que esperaba la gran mayoría de fans.