THE ROCKDELUX EXPERIENCE

Como colofón a las actividades organizadas por la publicación con motivo de su número doscientos, Rockdelux decidió –tras varios conciertos de versiones celebrados en el Forum de la Fnac Triangle de Barcelona- despedir el mes por todo lo alto con una propuesta insólita, interesante y, vistos los resultados, incluso atractiva. Se trataba de reunir a varios músicos de la escena barcelonesa (dirigidos por Raül Fernández –Élena, Romo, Refree- y con miembros de Egon Soda, 12Twelve o Fundación Tony Manero) con algunos de los vocalistas más importantes de la escena independiente nacional. Con tanta gente metida en el ajo, era de esperar que el concierto tuviese sus altibajos. Quizás faltó que el grupo sonase con fuerza o que buscasen más las diferencias en el sonido de cada canción (eso sí, en “I’ll Never Fall In Love Again”, con Natalia Quintanal de Nosoträsh como vocalista, estuvieron excelentes y, cuando se dejaron contagiar por la energía de Paquito Sex Machine y Miguelito Superstar de la Fundación, nos lo hicieron pasar bien), pero no podemos negar que los principales protagonistas fueron los cantantes. A modo de resumen, apuntaremos que hubo grandes diferencias entre las primeras apariciones y las segundas de gran parte de los invitados (Nacho Vegas aburrió soberanamente en “Like A Rolling Stone” de Dylan, pero salió muy bien parado en el “Rock’n’roll Suicide” de Bowie; Abel Hernández de Migala patinó al intentar ser Cohen para convencer en la piel de Elvis Presley, y Fernando Alvaro fue incapaz de quitarse los nervios de encima en sus dos apariciones), pero que la cosa mejoró mucho desde que J de Los Planetas rompiese, de una vez por todas, el hielo con su desparpajo y su jeta. Desde ese momento –aunque antes Helena Miquel ya la clavó con Gram Parsons- todo el mundo (ellos y nosotros) se lo pasó mucho mejor. Lo más destacable del resto: un pletórico Fermin Muguruza que recuperó su habitual versión de Public Enemy dejándose los huevos, Paul Fuster cantando como se debe y un Jaume Sisa que aprovechó a Bob Dylan para escupir todo su desprecio, en clave humorística, contra un cierto sector de los políticos catalanes.