Tan sólo había que fijarse en las camisetas y edad de los asistentes al concierto de The Quireboys en la madrileña sala El Sol para darse cuenta de que su rock´n´roll de ascendencia británica (Faces, Rolling Stones, Humble Pie...), tan guarro como callejero, era capaz de hermanar en una sola piña al fan de los Aerosmith de “Permanent Vacation” con los de Judas Priest, Maiden o incluso Metallica. Una comunión de fieles de más de treinta años que ven con ironía sarcástica y despectiva la irrupción de lo que consideran grupetes como Jet, Kings Of Leon o The Darkness, que para más inri triunfan entre los más imberbes. Lógico. Aunque la propuesta de Spike y compañía podría calar perfectamente entre esos mismos jóvenes, a nadie se le escapa que han pasado catorce años desde la edición de su aclamado álbum de debut "A Bit Of What You Fancy", disco del que todavía sobreviven, gracias a las rentas proporcionadas por esa epatante colección de canciones que les situaron junto a Dogs D´Amour entre lo más alto del rock británico en los tiempos del reinado de Guns n´ Roses. Esos mismos temas sonaron impecables en directo, con un Spike que se erige no sólo en maestro de ceremonias, sino también en pilar fundamental de su estilo gracias a su peculiar y quebrado registro. Su voz es capaz de jugar con suavidad en la balada (preciosa “I Don´t Love You Anymore”), el medio tiempo épico ("Whippin´ Boy") o directamente en los himnos que marcaron a toda una generación (“7 O´Clock”, “Hey You"). Por último, señalar que los británicos también presentaron varios temas de "Well Oiled", su nuevo disco de estudio, más abocado a los riffs duros y marcados, en los que el honky tonk del piano pierde todo su protagonismo. Y eso era precisamente lo que buscaba el espontáneo que se subió al escenario en la recta final de la velada para reclamar a grito pelado de “fiesta sexuaaaal”, el broche de oro a un concierto vivido con la añoranza de unos tiempos que parecen no andan tan lejos como pensábamos.
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