The National no ofrecían un directo desde 2019, antes de la pandemia. Y era su única comparecencia en nuestro país, en formato sala, fuera de su programación como cabezas de cartel en la próxima edición del festival Primavera Sound. Por eso, minutos antes de su actuación en Pamplona el pasado sábado, la expectación recorría las butacas de un abarrotado Baluarte donde predominaba un público en su cuarentena, cincuentena e incluso más.
Muchos asistentes habían llegado desde otros puntos de la geografía estatal; no resulta habitual contar con una banda de semejante talla por estos lares. No en vano, este quinteto formado en 1999 en Brooklyn, Nueva York, había elegido la capital navarra por su proximidad a su querida Euskadi para el ensayo general de la gira europea que comienza este lunes en París. Se palpaba la sensación de estar a punto de vivir un gran acontecimiento musical. Y pasadas las 20:00, Matt Berninger, los hermanos Dessner y los hermanos Devendorfy hicieron por fin su aparición en el escenario.
Con una puesta en escena austera –desprovista de proyecciones, atrezzo o iluminación efectista–, limitada a unos músicos vestidos de oscuro y ataviados con sus instrumentos, Bernirger y sus chicos desplegaron los argumentos que les han convertido en iconos del rock alternativo, en una banda de culto no apta para alérgicos a la nostalgia: el carisma de su frontman, un repertorio brillante y una interpretación sobria y precisa, densa y sofisticada, emocionante y profunda.
Desde el principio, los músicos conectaron a la perfección con el respetable, que no dejó de corear sus canciones en una actuación envuelta en una atmósfera crepuscular que arrancó introspectiva para incrementar su intensidad emocional hasta desbordar épica contenida en su tramo final. La Sala Principal de Baluarte se reveló como el contexto perfecto para este show, a pesar de que, según avanzaba el bolo, el espacio podía llegar a resultar constreñido para una concurrencia que no tardó ni cuatro temas en incorporarse de las butacas y permanecer en pie hasta el final.
Durante dos horas en la hubo tiempo para un set de 23 temas, The National recorrió toda su discografía –desde “The National” (2001) hasta “I Am Easy to Find” (2019)– y avanzó tres nuevas composiciones: “Grease In Your Hair (Birdie)”, “Tropic Morning News (Havisham)” y “Bathwater (Mount Auburn)”. Abrieron la función con “Don't Swallow The Cap”, con la que arrancaron las primeras palmas de la noche. Tres temas después, la intensidad de “Bloodbuzz Ohio” fue respondida por un caluroso aplauso, seguido de una maravillosa interpretación de “I Need My Girl” y la muy coreada “The System Only Dreams in Total Darkness”. Por momentos, el protagonismo musical vasculaba de la guitarra al piano –“Light Years”–, la percusión –“Pink Rabbits”– y hasta la electrónica –“Day I Die”–. Tras una “Graceless” interpretada con una enorme carga de intensidad, las guitarras brutales en el final de “Fake Empire” y la vuelta a la calma con “About Today” –con el público aguantando literalmente la respiración–, llegó el bis de la velada.
Y en la recta final aún hubo tiempo para la fiesta de “Mr. November”, el desparrame musical de “Terrible Love” y la preciosa “Valderlyle”, con todos los músicos alineados en el escenario en un cierre de función con tintes de ceremonia religiosa. Un momento sublime donde la comunión entre artistas y público ya era absoluta. The National demostraron que el tiempo no les hace mella y, tres años después, siguen tan enchufados como siempre; están de vuelta y lo han hecho para quedarse.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.