La tercera visita de The (International) Noise Conspiracy venía con doble cartel sueco y al parecer con las pilas cada vez mejor puestas, porque el rodaje del quinteto se aposenta en una mayor dedicación a las tablas y un menor espacio para la proclama política, demostrando una vez más, como el circo del rock’n’roll engulle y atempera las sanas intenciones iniciales de una banda que quiso huir del showbiz con el mensaje político y la imagen de colectivo igualitario. La buena entrada que registró la sala, pese a los numerosos conciertos que tenían lugar al mismo tiempo en la ciudad, atestigua la solvencia rotunda de la banda de Dennis Lyxzén. Y es que el ex-Refused adapta con naturalidad el papel de líder total, al frente de la constancia hiperactiva de su banda. El dinamismo -pletórico-, con el que fraguaron un ritmo más que idóneo, acabó por superar incluso la excesiva planeidad que resiente su sonido con una potencia y gravedad novedosas, redondeando su mejor actuación en Barcelona hasta el momento. Súmenle un bis en camiseta rayada, con esa manera tópica de entrar y salir de escena, que remachó la teatralidad final del evento. Pero a los que realmente hay que prestar atención son Division Of Laura Lee, ya que en su repertorio se equilibran aspectos estilísticos que trazan una personal línea entre hardcore (con poco peso específico, la verdad), punk-rock garagero, stoner-rock y una frescura indie que atrapa a la primera, reportando amenidad, variación, buen hacer y -finalmente- sentido a sus fulgurantes inicios.

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