The Gulps son, sencillamente, la banda que todos habríamos deseado escuchar primero. Ya fuese para hablar de ellos antes que los demás o, directamente, para ficharles por un sello. Este último ha sido el caso de Alan McGee, el famoso mánager y fundador de Creation Records, ahora en marcha de nuevo como It’s Creation Baby.
Como una de esas historias rocambolescas que pueblan la historia del rock, Javier Sola y Juan Carlos Ruiz, amigos desde la Escuela de Música de La Calahorra, se mudan a Londres, se hacen llamar Harry All (voz), Charlie Green (guitarra) y se unen al también guitarrista Francesco Buffone, al bajista Simon Mouchar y al baterista Raoul Khayat, a los que conocieron en el Instituto de Música Contemporánea (ICMP), con los que empezaron a grabar unas primeras demos en los Estudios Premises en Hackney, con un sonido que volvía a poner el punto de mira en el punk clásico de la escena londinense, el rock’n’roll, la psicodelia y la contundencia de un pop agitado que recuerda a The Strokes, Idles o Shame.
El primero en fijarse en ellos, el famoso productor Martin Glover, más conocido como Youth, tras verles en The Monarch en pleno Camdem. De allí a grabar un temazo The king’s house que condensa todas las fórmulas del éxito, desde la letra, llena de desfases y fiestas, al sonido más underground tan de actualidad en estos momentos.
Curiosamente, desde Granada, Gonzalo Tafalla (Discos Bora Bora) se fijó también en ellos y les propuso una pequeña locura, grabar un Flexidisc “Cuando lo edité pensaba que me lo iba a comer con papas, vender flexis en Graná de un grupo guiri que no conoce ni Dios…. Era un suicidio, y mira. Qué sorpresa.” Así que la decisión estaba tomada, todos a Albuñuelas, ese pequeño pueblo granadino que alberga La Casa Estudio, donde Youth situó uno de los estudios de grabación más demandados actualmente, para grabarlo.
Después, la providencial entrada en escena de Alan McGee hizo el resto. The Gulps son el grupo del que todo el mundo habla ahora mismo. Acaparando generosas publicaciones donde los titulares hablan de ellos apuntando “Son brillantes, son superestrellas”, frase que recoge las palabras del propio Alan, que sabe vender bien el talento de la banda a la que arropa. Con ellos le vimos el viernes en Lemon Rock, donde agotaron entradas y levantaron una gran expectación antes de llegar.
La noche daba comienzo precisamente con una mini sesión con Alan McGee a los platos, poniendo en contexto lo que iba a ocurrir media hora después sobre un escenario que se comieron en dos guitarrazos nada más salir a escena. Ahí es donde pudimos ver, muy de cerca, que hay cero postureo en la puesta en escena de esta formación. Punk actitud en estado puro, fuerza y una comunicación brutal con el público desde el primer instante.
Bajo la atenta mirada de su manager, apoyado en un lateral del espacio que ahora acoge los conciertos en Lemon Rock y de Gonzalo Tallafa, que finalmente ha lanzado Stuck In The City Flexidisc (Discos Bora-Bora & It’s Creation Baby,2022), la banda demostró que se pueden mover en cualquier espacio y con cualquier tipo de público. Allí, los cimientos de Lemon Rock vibraron con un público que no tardó mucho en ponerse en el papel y disfrutar como si se encontraran en mitad de cualquier sórdido pub londinense.
Tanto, que en algunos momentos se podía temer que público y banda se diluyeran y mezclaran entre toda la cerveza y acabara por formar parte de la propia escena. Lo cual, finalmente, ocurrió cuando Harry All invitó a los asistentes a subirse al escenario, después de tocar el single que tanta éxito les está dando y bailar allí con ellos para terminar el concierto en pleno éxtasis musical, tras poco más de cuarenta y cinco minutos de punk e intensidad que se hicieron cortos y dejaron con ganas de un pronto regreso.
Baile, cerveza y rock’n’roll justo antes de que el escenario volviera a exhibir los platos y, en ellos, de nuevo, la significativa figura de un Alan McGee, visiblemente satisfecho con lo que se acababa de vivir en directo, para poner punto final a una noche donde la música, la actitud y la capacidad de enardecer a su público a pesar de que aún no han sacado su primer disco. Un disco que verá la luz próximamente y llegará al mercado en forma de cápsulas, de singles tan redondos (aunque el flexidisc es cuadrado), como el que acaban de sacar en formato físico y va a ser el primero en llenar las estanterías de cualquier melómano al que no le pueda faltar algo de punk entre sus discos. Por supuesto, yo ya tengo el mío.
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