Ambiente de gran ocasión, lleno gradual y frío para acoger las primeras locuras de Beep Beep, grupo que acaba de debutar con Saddle Creek y con el que el propio Joel Petersen (The Faint, Broken Spindles) colabora de vez en cuando. Su rock espasmódico bebe del post-punk, del indie rock. Hace frío y les cuesta conectar, pero, pese a su cara de niños buenos, suenan vibrantes, tienen magnetismo y consiguen despertar a la gente a base de urgencia contundente, aunque todo el mundo espera a The Faint. Los adoran. Parece que se estuviera esperando la presentación de cualquiera de sus referentes históricos. Y es que lucen actitud e imagen... menos Todd Baechle, el cantante, que parece sacado de una convención de turistas alemanes en la Costa Brava. Mejor mirar hacia otro lado, a las caderas del teclista o a ese guitarrista death metalero que decora más que toca. Interpretan todos los temas que se esperan, desde "Paranoia Attack" hasta "Your Retro Career Melted", "Worked Up So Sexual" -de "Blank-Wave Arcade"-, pasando por las indispensables "Glass Dance" o "Agenda Suicide". Caen un par de sorpresas, "Take Me To The Hospital" (de "Saddle Creek 50") y una personal relectura del "Psycho Killer" de Talking Heads, que en sus manos suena excitante. Da gusto enfrentarse a versiones así, aunque extraña descubrir que muy pocos la corean. El sector femenino se dispara, y el masculino también. Las proyecciones son concretas, contundentes, críticas e irónicas al mismo tiempo. El sexo se sugiere, se chilla, se baila. Y la locura, el miedo y la ridiculez de la política norteamericana. Silencio. Ha sido una de esas noches. The Faint no son uno de sus referentes históricos ni esto es 1980, pero han demostrado que no importa nada. Son grandes.
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