En menos de una década The Darkness han tenido tiempo para contemplar las dos caras de la misma moneda. De alcanzar el estrellato con su debut en 2003, siendo comparados con bandas como Queen, Led Zeppelin o AC/DC, pasaron a los problemas con las drogas de su cantante, los cambios internos y la intrascendencia. Por suerte para todos, ayer pudimos comprobar que el grupo de los hermanos Hawkins vuelve a estar en plena forma.
El disco que presentaron, “Hot Cakes”, puede gustar más o menos, pero es evidente que los británicos siguen poseyendo una habilidad pasmosa para componer estribillos altamente adictivos y son dueños de un directo infalible. Con ocho temas como ocho disparos, así comenzaron su noche madrileña. “Every Inch Of You”, “Growing On Me” “Nothing's Gonna Stop Us” o “One Way Ticket” fueron algunas de las balas del cargador que agotaron en medio de un despliegue físico envidiable del carismático Justin Hawkins, que no paró de saltar, contonearse, patalear y enfervorizar al público. Todo ello sin dejar de trazar filigranas con la guitarra y llevando su voz a los agudos imposibles a los que nos tiene acostumbrados.
Tras tomar un respiro con “Love Is Not The Answer” y “Love Is Only A Feeling”, un problema técnico que Hawkins encaró con muy buen humor interrumpió “Concrete”, a la que siguió “Everybody Have A Good Time”, cuyo estribillo ejecutaron todos los músicos a coro. La revisión en clave roquera de “Street Spirit (Fade Out)”, de Radiohead, que aparece en su último álbum; y el himno “I Believe In A Thing Called Love”, que puso patas arriba la sala; completaron un repertorio que hizo desaparecer de un plumazo cualquier reparo sobre su regreso.
Yo estuve allí y puedo decir que fue acojonante
Yo puedo confirmarlo: Pura energía y electricidad.
GENIALES