La cervecería Taxman ha cumplido su décimo aniversario, convertida en cuidado e imprescindible espacio temático dedicado a The Beatles en León. Para celebrarlo por todo lo alto, la dirección del local fichó a los británicos The Coral, que visitaban la ciudad por primera vez en más de quince años de actividad. La presencia de los locales Allrighters significó un apetitoso aperitivo, tras completar con solidez un repaso al catálogo de los propios Beatles. Un calentamiento de lo más efectivo, al son de clásicos como “Ticket To Ride”, “Get Back”, (por supuesto) “Taxman”, “Don’t Let Me Down”, una espectacular “Helter Skelter”, “Act Naturally” o “I Am The Walrus”. El trío presentó, además, el interesante tema propio que da título a “There’s A Light” (Auto, 18), su recentísimo debut en formato largo.
Por su parte, The Coral cerraban en la capital leonesa una gira peninsular de cuatro fechas, tras triunfar en plazas importantes como Barcelona, Zaragoza y Madrid. El grupo formó parte de aquella hornada de grupos surgida a comienzos de siglo al rebufo del extinto Britpop, junto a nombres como los de Starsailor, Coldplay o Embrace. Seguramente la suya haya sido la carrera más coherente de todas las de aquella liga, y la formación presentaba en directo las piezas de su noveno disco de estudio, el notable “Move Through The Dawn” (Ignition, 18). El caso es que, o bien por el cansancio acumulado en las citas anteriores o por el hecho de encontrarse con un Espacio Vías alejado del lleno, surgió esa hipótesis que señalaba que el grupo apostaba por cumplir expediente cuanto antes. Sin embargo, la banda pertenece a esa clase que parece difícil que pueda ofrecer un mal concierto, incluso cuando la luz del piloto automático aparece encendida.
Los de Merseyside ofrecieron así una actuación incuestionablemente sólida, con nivel ejecutivo fuera de toda duda y el encanto de su repertorio brillando en contraste con una actitud algo fría y apresurada. Quince temas y apenas una hora de duración significaron el grueso de un espectáculo en el que, inevitablemente (y eso fue una gran noticia), el sexteto fue calentándose a medida que pasaban los minutos. Sucedió al ritmo de funcionales aciertos incluidos en su última entrega como “Reaching Out For A Friend”, “Outside My Window”, “Eyes Like Pearls” o una “Stormbreaker” que echaba el cierre al grueso de la velada. Pero también con la celebrada presencia de éxitos imbatibles del repertorio, del tipo de “Jaqueline”, “In The Morning”, “1000 Years” o “Pass It On”. Y es que su mezcla de psicodelia ligera (no tan ligera sobre el escenario, en realidad), sonido sixtie, y misticismo de vibraciones positivas resulta sencillamente encantadora.
Pop clásico de guitarras, exquisito, pegadizo y elegante, además de consistente y nítido sobre las tablas, certificado con unos (ahora sí) motivados bises concretados en una impresionante relectura extendida de “Goodbye”, y la definitiva “Dreaming Of You” para dejarlo en todo lo alto. Queda la duda de todo lo que esta peculiar troupe podría llegar a ofrecer (y a generar) en una noche de implicación total. Porque, si incluso mostrándose algo apáticos fueron capaces de rubricar un concierto de tantos quilates que dejó un excelente sabor de boca, definitivamente desatados e involucrados el asunto puede llegar a ser muy serio.
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