Fin de fiesta

Resulta muy curioso lo que pasa a veces con bandas que están fuera de tu radar musical: un grupo del que has oído hablar de refilón y apenas has catado se presenta en tu ciudad para cerrar nada más y nada menos que una gira mundial llena de éxitos en grandes plazas y tú sin tener ni idea... Aunque todo está inventado ya en esto de la música, esto demuestra que siempre hay capacidad de sorpresa y motivos de alegría para oidos sin prejuicios. Más o menos esto es lo que me ocurrió con The Cat Empire, una banda australiana con la mirada puesta en america latina que ha dado el gran salto a Europa con una fórmula mestiza que ha resultado irresistible aglutinando latin jazz, una gotitas de reggae, afrobeat, R&B y pop sin remilgos. Otro llenazo más en Santander tras hacer lo propio en Madrid, Zaragoza o Barcelona. Caldearon un ambiente que no necesitaba demasiado Tinpan Orange, desde Melbourne, trío amigo de los gatunos, que practica una suerte de épica folk ensoñadora bien arreglada, con una dulce voz femenina y hermanada con un violin omnipresente y omnipotente. Buena acogida y buen sostén para una noche que prometía y no defraudó. The Cat Empire salió desde el minuto uno con el objetivo de arrasar y vaya si lo hizo. “Brighter than Gold” y “Wolves”, dos hitazos para hacer que la gente se volviese bastante loca desde el principio. Su show recuerda mucho a lo que hacen por ejemplo Crystal Fighters, sin tanto complemento ni follaje -y mucho más sanote todo hay que decirlo-, cambiando la electrónica por una mayor dosis de buenrollismo y el acercamiento al jazz en buena parte de sus temas. Esto último es para mí el gran pero de la banda: demasiado afán por mostrar lo grandes músicos que son con interminables solos en medio de las tonadas, cuando su innegable calidad queda más que demostrada a lo largo y ancho de un setlist sin fisuras ni peros. The Cat Empire es un colectivo bien engrasado con bases de scratching y de pianos juguetones que vertebran el cancionero, unos vientos bailones y de peso, percusiones y dos voces bien diferentes que se complementan a la perfección y que son capaces de ofrecer mil caras a un grupo poliédrico que parece encaminado a pegar el salto definitivo. El público se hartó a bailar y cantar con momentazos como “Qué será ahora”, “Like a Drum” (coreadísimas), “Still Young” o ”Daggers Drawn” por elegir sólo unas pocas en una noche de celebración para recordar. Las caras de la gente dos bises después no lo podían dejar más claro.