Inaudito. Según salen los hermanos de sangre al escenario, ni les dejan empezar, es el público que chilla “fire, fire, fireeeeee” como si estuvieran en los bises. Un segundo de silencio. Ni eso, el puto huracán. “Set Fire To The Fire On Fire” abre fuego en la cara y en el pecho. Su directo no ha cambiado mucho desde que vinieron a presentar “Crimes”, tal vez más ruido de teclados y pocas novedades más: punk, angustia, hardcore, letras oscuras y desagradables... Pero hay algo nuevo, el escenario es más grande y el grupo crece con el contraste del primer plano de los dos cantantes y el teclista-bajista y el fondo con la guitarra y la batería. Donde en otras ocasiones había atropello ahora, con la suma de las canciones de “Young Machetes”, la gente se deja avasallar por una mezcla canalla que aún envidian muchos. Sí, son enervantes y chillones y no dejarán de chillar porque son los Blood Brothers, y sí, tienen matices porque su repertorio se ha doblado, y les importa muy poco añadir un ritmo machacón de bombo para bailar. Tienen un público fiel que incluso comenta sus letras berreadas y a falta de un buen concierto de Beep Beep o de Death From Above 1979, son la excusa perfecta para recordar el rock del que venimos.
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