Electricidad y heroicidad autogestionada

Nick Saloman es una especie de héroe musical en algunas casas desde que en 1986 comenzase su proyecto autogestionado The Bevis Frond, a través del cual comenzó a dar rienda suelta a su pasión por el rock n roll, la psicodelia y el folk rock. El concierto del domingo comenzó pasadas las siete de la tarde (demasiado pronto incluso para él, que es inglés) por temas relacionados con la hora del cierre del local, y duró unas dos horas. Junto a Saloman estaban Louis Wigett al bajo (la más reciente incorporación), Dave Pearce, que lleva más de una década en el grupo, a la batería, y Paul Simmons, guitarrista que empezó a puntear con ellos hace más de dos décadas.

La electricidad y el barullo creadas al inicio por esas ocho manos parecían querer ir hacia una especie de prueba de sonido psicodélica, cuando en realidad se trataba del principio del tema «House of Mountains», incluido en el recomendable Superseeder, del que sonaron hasta tres temas en total, incluyendo la potente «Stoned Train Driver» y la extensa y maravillosa «Superseded», que como viene siendo habitual fue uno de los momentos álgidos del concierto, preñando la parte central de la canción de una psicodelia pausada a lo Gong y propiciando que la vuelta a la estrofa y los decibelios fuese eufórica para los asistentes.

El cuarteto se paseó por varias de las épocas y bastantes de los discos del proyecto, destacando el rock de «Hole Song #2», estupendas canciones del siglo XXI como la melódica «Flood Warning», «Johnny Kwango» o la sorpresa de «Pale Blue Blood», incluida en el Example 22 del 2015 y con un solo final que levantó una gran ovación. De hecho, de lo más reseñable del bolo fue la interacción de las dos guitarras y cómo se cedían el turno entre Simmons y Saloman, creando alquimia de manera intuitiva. De su más reciente lanzamiento, el excelente Focus on Nature, más bien pronto nos adentramos en «Mr Fred’s Disco» con su olor a Neil y su caballo loco y dejaron para la recta final otras dos nuevas muestras que bien parecían clásicos de toda la vida del grupo: la irrebatible «Heat» y la coreada «Big Black Sky».

También hubo hueco, por supuesto, para quien viniera con el New River Head y sus primeros discos bajo el brazo, pues casi al inicio soltaron la garagera e irresistible «Maybe», además de sus dos grandes clásicos —aunque lo sean del underground—, que remiten al lado más folk rock y melódico de su creador, «Lights Are Changing» y «He’d Be a Diamond», entonada con ganas por el respetable. El receso de energía llegó con la balada «Stain on the Sun» y con el rock de «Olde Worlde» pusieron fin a una gran noche que se completó con el bis compuesto por la versión del «Magic Potion» de los ingleses The Open Mind y de otro de los grandes clásicos garageros de Saloman, «I’ve Got Eyes In The Back Of My Head», emocionante e inmejorable cierre.

Lleno absoluto en la sala superior del Antzoki, sobre todo por el culto que se les profesa, por algo de boca-oreja y probablemente por haber sido anunciada como la gira de despedida del grupo. Pero eso último aún está en el aire y no es definitivo, ya que en una reciente entrevista Saloman reconoció no poder decir aún nada al respecto pero admitió no estar en el final de las giras. Parece pues un problema de promoción. Así lo esperamos, pues un mundo sin The Bevis Frond en directo sin duda es un mundo menos interesante y excitante.