Relativo sacrilegio
ConciertosTeenage Fanclub

Relativo sacrilegio

6 / 10
Raúl Julián — 13-10-2023
Empresa — Houston Party Records
Fecha — 10 octubre, 2023
Sala — Teatro Albéniz, Madrid
Fotografía — Adolfo Añino

Madrid acogía la tercera parada de la extensa gira que Teenage Fanclub están realizando por nuestro país, tras los conciertos ofrecidos por los escoceses en Murcia y Granada. La banda liderada por Norman Blake y Raymond McGinley está presentando en territorio amigo las canciones de su recentísimo “Nothing Lasts Forever” (PeMa, 23), un álbum respetable pero que, al igual que sucedía conEndless Arcade (PeMa, 21) (y por mucho que se quiera apuntar a la época de madurez del combo como motivo), palidece en comparación con el resto del catálogo. Y ahí está el muy superior y también “reciente” Here (PeMa, 16) para demostrarlo.

Poco importa, en realidad, cuando se trata de un grupo como Teenage Fanclub, parte indispensable del adoctrinamiento musical de todos esos cuarentones y cincuentones que llenamos el Teatro Albéniz con la ilusión de reencontrarnos (una vez más) con nuestros viejos conocidos. Acudimos, por tanto, confiados a la habitual pericia sobre las tablas del (según el momento) quinteto o sexteto, sin sospechar que un elemento desestabilizador poco frecuente cuando se trata de Teenage Fanclub haría acto de presencia para arruinar el asunto. Y es que, al menos desde la esquina de la penúltima fila del anfiteatro en donde fui ubicado y desde la inicial “Tired Of Being Alone”, pude comprobar horrorizado como un sonido plomizo, saturado y descompensado (con la sección rítmica copando un protagonismo extremo) desdibujaba la magia. Unas sensaciones tristemente refrendadas en el clásico “About You”, “Foreign Land” y “Endless Arcade”.

La esperanza de la remontada se desvanecía, y resultaba obligado enfrascarse en un acto de contrición a través del que reubicarse y, de algún modo que no era el previsto, intentar disfrutar del por otra parte maravilloso cancionero del combo, recuperando para la causa las mayores dosis de emoción y belleza posibles. Lo conseguimos con gemas ante las que, a pesar de todo, fue difícil no estremecerse, caso de “What You Do To Me”, “It's A Bad World”, “I Don't Want Control Of You”, “My Uptight Life” y, por supuesto, ese hito que es “The Concept”, además del final definitivo con la no menos eterna “Everything Flows”. Tratándose de un grupo cuyo santo y seña no es otro que impecables melodías retroalimentadas entre sí, exquisiteces vocales, y guitarras que van ganando impecable músculo, el lastre de una mala acústica resultó determinante para anular la complicidad e impedir la plena sintonía.

Contábamos con abandonar el teatro más en paz con el mundo, amparados por los efectos sanadores de la música de un grupo único y, a cambio, enfilamos la calle doloridos ante el relativo sacrilegio cometido sobre canciones maravillosas. No tanto por lo que vimos o por lo que fue, sino sobre todo por lo que podría haber sido; ni siquiera molestos con los propios Teenage Fanclub, solventes y a los que siempre estaremos agradecidos, pero sí señalando concretamente a una velada vulnerada por una acústica nefasta. Un hándicap que hubiera resultado decepcionante para cualquier otro, pero que en el caso de los de Glasgow, resultó especialmente sangrante y nos privó de llorar de pura emoción. Que era, justamente, a lo que habíamos ido.

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