El pasado sábado 28 de diciembre, día de los Santos Inocentes, la sala Santana 27 de Bolueta (Bilbao) se convirtió en una auténtica fiesta del rock en la primera cita del ciclo Negufest. Con la fecha marcada por bromas facilonas, Carlos Tarque y su banda demostraron que lo suyo no es ningún juego. La sala estaba prácticamente llena, algo digno de mención en unas fechas donde los compromisos abundan. Eso sí, con el hilo musical previo, cargado de clásicos del rock, ya se intuía que allí no había lugar para el chiste: esto iba en serio.
Puntuales como un reloj, Tarque y los suyos saltaron al escenario y arrancaron con fuerza. "He Vuelto Para Veros Arder", "Bombas en Son de Paz" y "Escapa del Amor" fueron las primeras cartas que jugaron, dejando claro que aquí no se venía a hacer el inocente, sino a entregarse al rock. El espíritu de los 70 flotaba en cada acorde, y Carlos Raya, a la guitarra, lideraba el ataque como un auténtico titán.
El concierto fue una montaña rusa de emociones bien estructurada, con pocas pausas y mucho espacio para que la banda brillara. Raya, en especial, destacó a lo grande, llevando buena parte del peso instrumental. Su momento álgido llegó en "Piel de Toro", donde empuñó una guitarra de flecha que parecía salida del heavy más clásico. No todo fue electricidad y energía. "Mar de Whisky" calmó el ambiente y nos dejó un respiro, convirtiéndose en el momento más íntimo de la noche. Eso sí, hasta los mejores tienen algún desliz: la armónica de Tarque en "Tan Grande Como Tú" pareció una broma más del día, ya que no encajó del todo con el resto del tema.
El setlist incluyó también versiones que se llevaron su buena dosis de aplausos. "Helter Skelter" de los Beatles adquirió un carácter crudo y lleno de riffs, mientras que "Maldigo" de Willie Dixon recordó a los mejores Led Zeppelin. Pero si hablamos de grandes momentos, "Flores de Acantilado" fue la joya de la noche: redonda, intensa y con un aire que oscilaba entre los Beatles y unos Rufus T. Firefly en su etapa más primitiva.
Eso sí, no todo brilló al mismo nivel. Temas como "Electroshock" o "Bailo" pasaron un poco desapercibidos, como si fueran el chiste que no termina de cuajar. Pero el tramo final devolvió la intensidad: "Ahora y en la Hora" puso a todo el mundo en marcha, y el bis llegó con una versión contundente de "Let There Be Rock" de AC/DC, seguida de "Donde Nace el Rock and Roll", que cerró la noche por todo lo alto. La interacción con el público fue máxima, dejando claro que Tarque y los suyos no querían despedirse tan pronto.
En un día marcado por las bromas y la guasa, Tarque apostó por la seriedad del buen rock. Si algo quedó claro, es que allí no había inocentes: solo una banda entregada y un público que se dejó llevar por una noche para recordar.
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