Talento friki
ConciertosJeffrey Lewis & The Voltage ...

Talento friki

8 / 10
Raúl Julián — 27-02-2020
Empresa — La Lata de Bombillas
Fecha — 22 febrero, 2020
Sala — La Lata de Bombillas
Fotografía — Raúl Julián

Casi una década después de su anterior visita, el mito del anti-folk norteamericano Jeffrey Lewis volvía a Zaragoza para actuar de nuevo en La Lata de Bombillas. Lo hacía acompañado de formación inédita –bautizada como The Voltage y formada por Brent Cole a la batería y Mem Pahl al bajo y teclado– y con el destacable ‘Bad Wiring’ (Don Giovanni, 19) publicado el pasado noviembre bajo el brazo. El neoyorquino pertenece a esa estirpe de artistas multidisciplinares y tremendamente inquietos y, en el caso concreto de Lewis, hablamos de un respetadísimo dibujante de comics que carga a sus espaldas un amplio bagaje iniciado a principios de siglo.

El autor es, desde luego, un friki en toda regla, tanto en aspecto como en cualquiera de las variaciones mostradas por su obra. Un tipo extraño, sin duda, pero de esos avispados y dotados con un talento absolutamente descomunal (Jarvis Cocker o Ben Gibbard se cuentan entre sus fans declarados), que sobre el escenario brilla esplendoroso en base a sus marcadas especificidades y la naturalidad con las que expone su material. Y es que su paso por la capital maña en la noche del sábado fue deslumbrante, concretándose en un alarde de originalidad e imaginación ante el que resultó imposible no claudicar. La selección del trío transitó del mencionado anti-folk al pop, dejando por el camino algún ramalazo punk en contraposición a las piezas más acústicas. Apenas hora y cuarto de actuación, con los músicos perfectamente empacados entre ellos y una cercanía con el público que resultó necesaria a la hora de prender la chispa. El espectáculo estuvo protagonizado por la sencillez de formas y una aparente despreocupación que, sin embargo, nunca estuvo reñido con el cuidado puesto en cada uno de los elementos. Aunando sus dos pasiones, el vocalista también utilizó proyecciones para acompañar las canciones con sus propios dibujos, explicando así la historia del comunismo en Vietnam o la del punk neoyorquino (con retazos de versiones y sorprendentes imitaciones vocales de Patti Smith, Lou Reed o David Johansen incluidas).

Ni siquiera los problemas técnicos con la pastilla de su guitarra y el consiguiente parón durante varios minutos cuando solo habían acontecido un par de temas, consiguieron romper una magia que ya no haría sino crecer hasta el final. Un espectáculo, en definitiva, enriquecedor, inteligente, diferente, inspirado y jugoso en cualquiera de sus facetas. Jeffrey Lewis es una especie de alumno aventajado de su admirado (y añorado) Daniel Johnston, pero muta en una versión más colorida y de mayor recorrido del mismo. Y también va camino de igualar el estatus de artista de culto dentro de la escena underground: ojalá no haya que esperar a que el genio deje este mundo para que se haga justicia con él.

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