Rock y punk, punk y rock. Además del mejor. Ante tal combinación, ¿qué más se le puede pedir a un jueves noche, antesala del siempre ansiado fin de semana? Puestos a pedir, quizás mejor una cena íntima con Tom Waits, una juerga loca con Nikki Sixx o resucitar a Billie Holiday y escuchar su hermosa voz durante horas.
Sabiendo que todo eso resulta inviable, nos íbamos a conformar con la siempre agradable visita de los supermamones. Obviando el concierto fantasma de The Muffs –hasta hubo quien se acercó a la sala- y las atractivas vibraciones hardcore de No Use For A Name de la noche anterior, esta era la vuelta oficial a eso que tanto nos gusta, a rockear. Tras un placentero mes de agosto –aunque poco brillante en lo musical-, siempre es de agradecer que Eddie Spaghetti nos ofreciese, junto a sus tres lugartenientes, la primera imagen de la temporada rockera. “The Evil Powers Of Rock’n’Roll” (no podía ser otra) dio el pistoletazo de salida a hora y media de sudor, energía y guitarras, ante un público entregado como pocos. De ahí que las versiones de AC/DC –emotiva- y Turbonegro -¿se habrán convertido en grupo de culto, aún no siendo santos de mi devoción?- no hicieran sino redondear una actuación que acabaría por satisfacer a todos los presentes. Tocamos el cielo con Sunny Day Real Estate, me sale cresta con Rancid, incluso me traslado al México rural con Calexico, pero para un jueves por la noche me quedo con Supersuckers.
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