Aunque ésta no fuera una de sus actuaciones más memorables, lo cierto es que sus conciertos siguen siendo más excitantes que la mayoría. Antes del concierto, ya empezaron improvisando lo que parecía ser una sesión desde el backstage a base de singles de pop y folk destartalado de los sesenta. Luego proyectaron un vídeo en el que simulaban su llegada a la sala conduciendo un auto de club de golf, mientras se oían las melodías de “Rocky” y del “Equipo A”. Finalmente se presentaron sobre el escenario, esta vez ataviados con un mono a base de fibras de fósforo verde. Abrieron con “The International Language Of Screaming”, un clásico suyo de hace casi diez años, que empalmaron con “Golden Retriever”, el primer single de “Phantom Power”. Fue después cuando comenzaron a desgranar algunos de los temas de su último disco, el capítulo más sosegado de toda su carrera. Primero fue la folky “The Horn” y luego pasaron a “Zoom!” que empalmaron con “Atomic Lust”, “Hello Sunshine” y “Ohio Heat”. El ritmo aquí no fue lo fluido que cabía esperar. Quizá sus conciertos a lo largo de nuestra geografía durante las tres noches anteriores tuvieron algo que ver. Con “Receptacle For The Respectable”, Gruff Rhys en una de sus freakadas marca de la casa, sacó una bolsa de patatas y comenzó a masticar junto al micro para pasar a lanzarlas después al público de las primeras filas. Hacia la mitad de la actuación hicieron una parada, para volver con “Slow Life”, que encadenaron con “Juxtaposed With U”, “Lazer Bean” y “(Drawing) Rings Around The World”. Tras la acelerada “Calimero” en la pantalla apareció en catalán “Todos los gobiernos son mentirosos y asesinos” acompañando imágenes de Bush y Blair. Tras más de hora y media acabaron igual que habían empezado, con un vídeo en la pantalla con su partida en el trailer de la gira.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.