Maestros
ConciertosSugarhill Gang

Maestros

9 / 10
Jorge Obón — 15-09-2016
Empresa — Clamores
Fecha — 09 septiembre, 2016
Sala — Clamores
Fotografía — Jorge Obón

En otras ocasiones, la cuestión de la sala en la que toque tal o cual grupo es irrelevante. Esta vez no. Porque si no hubiera sido por Clamores y la gente que hay alrededor, a nadie se le hubiera ocurrido que fuera una idea realizable eso de traer a Sugarhill Gang al final de su gira a hacerse esta fecha tan marciana a Madrid, y a presentarse de una manera tan poco habitual, como los clásicos ancestrales de la música negra contemporánea que son, en un lugar en el que se han disfrutado durante décadas los conciertos de algunos de los artistas con los que crecieron estos.

Vamos, que los abuelos del rap venían a montárselo donde lo han hecho sus abuelos. Ellos lo percibieron a su manera. Se tomaron Clamores por uno de los sótanos en los que se enredaba la música negra en los setenta, y nos hicieron brincar y sudar hasta que explotó alguna de las luces del fondo del escenario, y el concierto terminó con ellos en el suelo, como si fuera una noche punk. ¿Hace falta decir más? Si no estuviste, sí, hace falta.

Obviamente se notaba que estábamos ante unos pioneros con casi cuarenta años de carrera a las espaldas, pero no en el brío o el flow, sino en la clase y la enorme distancia con cualquier cosa que se haga hoy en día. No olvidemos que sigue siendo un error habitual incluir a Sugarhill Gang en el cajón del hip-hop. Sugarhill Gang son a este estilo lo que Fats Domino al rock’n'roll, casi los inventores, pero con un pie puesto en el pasado inmediato de la música negra, y sobrepasados por todo lo que les rodeó a finales de los setenta. Por eso no chirrió que frenaran para hacer un homenaje a James Brown o a Prince, aunque fueran los momentos más flojos del espectáculo. Eso sí, lo “flojo” fue una mera excusa para recuperar el resuello.

Se marcaron ritmos latinos porque-estaban-en-España, se gustaron sabiendo que tienen, al menos un single aprovechable en el siglo XXI, y no hubo problema para repasar otra vez muchos de sus temas más populares. Saben quiénes son y quiénes fueron, y repiten con entrega y amor. Y si tienes ocasión de ver alguno de sus bolos de 2016 en la red, verás que aunque “Rapper’s Delight” tenga que caer cada noche, se dejan infectar por el entorno y no reproducen la misma juerga sino que se van dejando llevar. Por eso, si alguien había soñado alguna vez con engorilarse en Madrid al ritmo de “Apache”, aquella fue su noche. Ellos, llegaron, vieron, tomaron la temperatura, la subieron hasta que reventaron las luces, y nos dejaron exhaustos, felices y con ganas de más noches así en las que la música sea la protagonista sin etiquetas ni restricciones. Sobre todo, maestros.

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