Y llegó el día. Y la música sonó. Tres meses después y una pandemia por medio, lo hasta ahora inimaginable volvía a ser realidad: una banda, Belako, sobre el escenario, luces, técnicos de sonido, cámaras y pantalla. Público en el frente, con sus sonrisas y sus reencuentros. Miradas que contenían un inevitable “¡Joder,cómo echábamos de menos esto!”.
Pese a la nueva normalidad imperante –con sus mascarillas, sus distancias de seguridad y sus saludos a punta de codazo– estábamos, de nuevo, viviendo el retorno de la felicidad compartida. Belako, sin duda, traían el tanto apuntado desde casa.
Con todo, debo reconocer que en un primer momento el anuncio de este concierto me pilló un tanto escéptica: ¿Qué se puede y debe esperar de un concierto en un autocine? A principios de mes ni siquiera sabíamos si iba a ser finalmente un hecho posible. Un sentimiento que, al parecer, era compartido. “No sabíais a qué veníais ni nosotros tampoco” lanzaba Josu (guitarra) en mitad de la noche, junto a unas palabras de agradecimiento por la acogida. Suerte la nuestra que sí pudimos experimentarlo. Suerte poder vivir un directo al que, rememorando nuestras primeras veces como espectadores, nos entregábamos libres de prejuicios.
Pero volvamos al comienzo de la jornada. A las 20:00 h. el Autocine Drive In de Dénia abría sus puertas para recibir poco después a los primeros asistentes. El espacio se encontraba dividido entre aquellos que llegaban en coche, con parcelas asignadas (y máximo cuatro personas por vehículo) y una zona de terraza frente al escenario, con mesas y sillas divididas entre sí para quienes prescindiesen de vehículo privado. La comida y la bebida, pese a la zona habilitada de restauración, también podía ser traída desde casa. Como antesala, una banda sonora que la propia banda preparaba en forma de lista de reproducción donde sonaron entre otros The Clash. Una auténtica exquisitez bajo la cálida noche dianense. ¿Qué podía salir mal?
Llegadas las 22:00h, los vizcaínos prendían la mecha. Y ahora sí, alrededor de unas trescientas personas aplaudíamos su irrupción. Lo demás, y permitidme la evidencia de esta expresión, vino rodado.
Que Belako arrollarían era una apuesta de esas que no dan margen a la derrota. Ellos son el All-in definitivo. La siguiente hora y media fue ese aquelarre que servía su cierre de la mano de “Over the Edge”, uno los nuevos temas que la banda presentaba. Las pulsiones primitivas fueron saciadas antes. No, esto no era un directo al uso ni una noche propia de eso que ya podemos llamar era pre-Covid pero, ¿quién podía resistirse a semejante subidón?
Y así, juntos pero no revueltos, brincamos, brindamos y revivimos en la distancia. Nos vinimos arriba con “Lungs” o “Maskenfreiheit” en el arranque y disfrutamos de la suavidad de “Mum” con la que llegábamos a los cuarenta minutos de espectáculo. También, y gracias a otros de los dos temas nuevos que presentaban, ahondamos en nuestro propio interior –de la mano de “Marinela2017”– y alzamos el puño con “All Nerve” y esa “caña feminista” que anticipaba Cris (vocalista). No podía ser de otra manera, teniendo en cuenta el cada vez mayor discurso reivindicativo de los de Mungia. Pero qué bien volver a sentirlo. Qué bien que en este 2020 continúen resonándonos estas luchas cada vez más necesarias. Y creedme, no hay nada más empoderador como mujer que ver a otras mujeres poderosas sobre el escenario o a través de una pantalla acompañadas de fragmentos de una letra que recuerda que el patriarcado y sus estructuras son también un virus a combatir. Todo un acierto además este espectáculo visual con el que se podían deleitar aquellos que ocupaban las filas en sus coches y entre los que cabe destacar, se encontraban algunos fieles de la banda –con camiseta made in la terreta y sobre la que se podía leer “Uelako” a modo de homenaje–.
Entrada la recta final del concierto –en la que también hubo lugar para el euskera con “Hegodun Baleak”– llegó el turno de explotar lo nuevo de “Plastic Drama” con “Profile Anxiety”, “Trance”, "The Craft" o “Tie Me Up”. No olvidemos que esto era la presentación del nuevo disco de Belako, que ha visto retrasado su lanzamiento hasta agosto por motivos obvios. Chapó y sombrero arriba para ellos. Por la valentía, las ganas y por recordarnos que, en esto, también estamos unidos.
A nivel técnico poco puede objetarse. Lore (bajo, teclados, voz), Josu (guitarra, teclados, bajo, voz), Cris (voz, teclados) y Lander (batería, voz) saben lo que hacen y cómo lo hacen: hipnotizarnos era muy fácil. Y más aún con esa energía marítima que la banda desprendía y reconocía ante el micro. “Me huele el pelo a mar”, decía Lore. Ay, Mediterráneo, qué bien nos sientas.
Aproximadas las 23:30h. Antes un gracias bien sonado, pero el telón está a punto de cerrarse. “Los autocines salvan la cuarentena”, se oye decir. ¿Cómo no dedicar un minuto de protagonismo a los coches? Luces largas y cláxones comienzan a sonar e iluminarnos bajo propio mandato de Belako. Y otra vez, sonrisas y ese “¡Joder, cómo echábamos de menos esto!”. Sonaban las primeras notas de "Over the Edge". La última pero no por ello menos intensa. Toda una proclama contra la violencia machista, aunque "todo el concierto lo es", recordaba Cris.
Se compartían los últimos saltos cómplices bajo la magia de un concierto que resultó tan íntimo como para hacernos pensar que quizás, en este presente distópico, tampoco se está tan mal.
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