De Steve Wynn se aprovecha todo. Uno observa con atención su carrera y no encuentra con facilidad cosas prescindibles, desde sus legendarios Dream Syndicate a proyectos como Gutterball o The Baseball Project, repletos de nombres ilustres, además de cualquiera de sus encarnaciones en solitario. El tipo es bueno, y punto. Probablemente por eso su Solo Electric Tour no parece una ocurrencia para rentabilizar lo mejor posible una gira pequeña a costa de reducir el formato al mínimo, tanto como una oportunidad para ver a otro Steve Wynn; uno diferente, casi inédito. No importa que el norteamericano no sea un tipo dado a este tipo de soledades en el escenario: tiene las canciones, la voz, el carisma y cierta resolución instrumental; no hace falta más. Muchos lo hacen con menos, y peor.
Esto no quita que uno tuviese ciertas reservas al respecto de la solvencia de Wynn en solitario con una guitarra eléctrica, por muy suavizada que esta quedase gracias a nuestra pasión por sus acojonantes temas. ¿Y si esto es un completo desastre?, nos preguntamos algunos antes de que la cosa empezase. Pero no lo fue.
Hubo pista de despegue con “Follow me” y el precioso “Tears won’t help” de su primer disco en solitario, que desembocó en un “Daddy’s girl” con el que nos zambullimos en la nostalgia de mano del “Medicine Show” de Dream Syndicate. A partir de ahí, “We don’t talk about it” sonó perfecta, como el no tan conocido “Whatever you please” del último álbum de Dream Syndicate, con Wynn supliendo la falta de acompañamiento a golpes de carisma y personalidad. El tipo detrás del micro y la guitarra es el mismo de siempre, y eso se nota. Las canciones cobran vida con él, sea cual sea el formato.
“Love me anyway”, un finísimo “Southern California line” y “When you smile” dieron paso a dos temas del cancionero de The Baseball Project: “1976” y “Fernando”, que Wynn cantó en español a medio camino entre lo entrañable y lo sonrojante. Un tremendo “Shelley’s Blues Part 2” nos devolvió a la estratosfera, con remate de los fabulosos “Then she remembers” y “Merritville” el apabullante cierre con dos temas míticos: “The days of wine and roses” y “Tell me when it’s over”, en el que Mikel de WOP acompañó a Wynn con la guitarra acústica.
Una velada íntima en la que Steve Wynn apuntaló aún más su leyenda: incluso lo que no está acostumbrado a hacer le suena bien. Deben de ser las canciones. Cuando éstas son así de buenas, no fallan nunca.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.