La música post-punk norteamericana fue más un momento que una declaración de principios. Ningún ejemplo mejor que Steve Wynn: saltó a la fama con The Dream Syndicate cuando el Paisley Underground, un movimiento clave surgido en Los Ángeles a principios de los ochenta, pero él siempre se ha sentido más Dylan o Velvet. Su último disco, «My Midnight», refleja el cambio vivido tras instalarse en Nueva York."Todo comenzó con Slash Records, un sello que sacó todo lo mejor de entonces. Yo era fan de The Gun Club, para mí el mejor grupo de Los Ángeles, con el que de verdad surgió todo lo del Paisley. Fue una época alucinante: todos los grupos salíamos juntos, nos emborrachábamos, íbamos a fiestas, tocábamos juntos... Pero, como siempre, el éxito fue el principio del fin. Empezamos a estar de gira continuamente y a vernos cada vez menos; hubo un tiempo en que te era más fácil encontrarte a Green Or Red o a The Bangles en Barcelona que en Los Ángeles. Y cuando tienes éxito pasas por un tiempo en que te descontrolas, aunque luego acabes volviendo a la realidad». Desgraciadamente, aquélla fue también la época en la que comenzó a fraguarse la estadística de Los Ángeles como una de las ciudades más violentas del planeta: la tensión era evidente en discos como «Fuck The Police» de NWA o «The Reality Of My Surroundings» de Fishbone; aunque el récord más lamentable lo siguen teniendo los disturbios raciales que surgieron por casi toda la ciudad en 1992, después de que la televisión exhibiera un video en el que se venía a varios policías blancos apalear sin contemplaciones a Rodney King, un afroamericano. «En ese momento yo estaba en Seattle, haciendo la promoción de mi segundo disco en solitario, «Dazzling Display». Sabía lo de King, pero no lo de los disturbios; luego por la tele y hablando por teléfono con mi novia me enteré de que se estaba prendiendo fuego a prácticamente toda la ciudad, fue algo horrible. La verdad es que siempre se asocia L.A. con estrellas de cine, sol y palmeras», continúa Wynn, «y la gente allí es muy amable, muy educada, pero casi no se relacionan unos con otros; sabes, es una ciudad muy extensa, sin un centro definido, donde tienes que moverte siempre en coche. Por ejemplo, Watts, el barrio en el que sucedieron los disturbios, en la zona sur de la ciudad, está a más de treinta y cinco kilómetros de donde vivía yo. Nadie se mezcla, nadie sale de su barrio; así que cuando pasa algo gordo, algo que afecta a mucha gente, es el caos, el desmadre total. En el 92 no fueron sólo los disturbios: coincidió también que hubo un montón de incendios forestales, un terremoto bastante fuerte... Fue como el Apocalipsis: sólo faltó una plaga de langostas (risas). Yo por mi parte decidí marcharme a Nueva York (más risas)».¿Y qué nos dices de Nueva York, crees que se ha tranquilizado un poco o sigue siendo tan salvaje como antes? «Nueva York sigue siendo una ciudad apasionante, hiperactiva, con mucho movimiento de calle; todavía es una ciudad bastante violenta, pero no tanto como hace años. Con este alcalde tan conservador que tenemos (Giuliani, del Partido Republicano) hay más seguridad: Times Square, por ejemplo, ya no es el lumpen del crack, las putas y los peep shops, ahora es propiedad de Disney. Lo malo es que ahora también quieren eliminar de las calles los puestos de comida, de libros, de todo lo que le da a la ciudad ese toque único, y no saben que Nueva York nunca será otra Disneylandia. Yo vivo en Upper West Side, cerca de la Universidad de Colombia, en un barrio de una gran vitalidad, casi todo son puertorriqueños y dominicanos. Siempre les digo a mis amigos que me siento un poco como un transexual, puesto que me crié en un cuerpo en Los Ángeles, pero me siento como si mi mente hubiera vivido en Nueva York toda la vida».La verdad es que resulta imposible no sentir pasión por Nueva York, no sólo por los grupos que han salido de la ciudad, sino por tener una actividad musical impresionante. «Sí», asiente Wynn entusiasmado, «tiene una escena local muy buena, con grupos como Magnetic Fields, Yo La Tengo, Luna... aunque no es tan fuerte como en décadas pasadas. Creo que es porque ahora en Nueva York la escena es el mundo mismo, hay montones de grupos que vienen aquí de todas partes del planeta y al final acaban pareciendo del barrio. Es la ciudad perfecta para ver conciertos, cada noche hay más de diez; es un poco como España, la gente sale mucho, está de marcha toda la noche».¿Los discos que mejor reflejan tus dos ciudades favoritas? «Creo que «Hello Nasty», de los Beastie Boys, suena como Nueva York hoy: es el caos, con mil cosas pasando a la vez, conversaciones entrecruzán-dose... Es un disco muy divertido, un poco freaky. También podría ser el último disco de Magnetic Fields. «Hello Nasty» suena como Nueva York a las tres de la tarde, el de Magnetic como Nueva York a las tres de la mañana. En cambio, si quieres saber de qué va Los Ángeles tienes que oír «Mutations», el último disco de Beck, el mejor. No hay playa, sol, ni chicas, pero refleja todo lo hispano, todo lo que hoy es L.A.: hay hip hop, música norteña y pop. Cuando lo escuchas sientes como si estuvieras atravesando en coche la ciudad y saboreando toda la mezcla de culturas que tiene; y Beck ha sido el primero en darse cuenta de eso».
You Sir/Madam are the enemy of confusion eveerwhery!