Diosa del rock
ConciertosSt. Vincent

Diosa del rock

8 / 10
Sergio Ariza — 21-10-2024
Empresa — Live Nation España S.A.U.
Fecha — 20 octubre, 2024
Sala — La Riviera, Madrid
Fotografía — Edu Tuset (Fotos del concierto de Barcelona)

A St. Vincent se la suele comparar con Bowie por su capacidad de reinvención en cada disco, aunque también la podríamos comparar por su forma de adueñarse de todas las miradas desde un escenario. Este domingo en La Riviera presentaba su último, y fantástico, disco "All Born Screaming", uno de los más oscuros y duros de su discografía, supuestamente inspirado en las Pinturas Negras de Goya y que en directo suena como el más rock de su carrera, con un punto industrial y gótico que le va como anillo al dedo.

Una de las cosas que más destacan de "All Born Screaming Tour" es su minimalismo, en un momento en el que los espectáculos en directo tienden a la superproducción, a las bailarinas, a los efectos audiovisuales, Annie Clark ha decidido entregar su espectáculo rock más espartano, mucha guitarra eléctrica, mucha interacción con la banda, fuera pantallas de vídeo, coristas, bailarines o pelucas a là Raffaela Carrá.

El inicio fue accidentado, cuando la sala se quedaba en penumbra con los lúgubres acordes iniciales de "Reckless" nos quedábamos con las ganas porque los micros no funcionaban. El parón no fue largo y en poco volvían al escenario con un público totalmente entregado a pesar del primer gatillazo. Ahora sí, se escuchaba la voz de la protagonista y fue una bendición pues cantó a las mil maravillas, ya fuera desde los tonos más graves, hasta las caricias agudas más sensuales o los gritos desesperados, Clark dio una lección de cómo se canta en cada momento.

"Reckless" nos metía de lleno en la atmósfera dramática y lúgubre de su último disco, "All Born Screaming", y "Fear The Future" nos recordaba que en los tonos pastel mezclados con látex de "Masseduction" también había toques góticos e industriales. Eso sí, el primer gran momento llegó cuando su guitarra comenzó a dibujar el riff de la irresistible "Los Ageless". A continuación sacó su vena más Prince con ese funk rock llamado "Big Time Nothing" donde volvió a demostrar que hay personas que han nacido para pavonearse encima de un escenario, como es su caso.

"Marrow" fue la única concesión a sus dos primeros discos, quizás porque es la canción que dejaba aventurar a la St. Vincent que todos conocemos y que terminó de germinar con "Strange Mercy", disco del que recuperó "Dilettante" y la celebrada "Cheerleader", una de las canciones más coreadas del concierto. Sonó entre medias de esas dos poderosas llamaradas de rock industrial, con un punto Nine Inch Nails, que son "Flea" y "Broken Man", en el momento más animado y brutal del concierto, a pesar de recurrir a una de esas cosas que ya creíamos extinguidas pero que St. Vincent ha decidido recuperar, el solo de batería (opinión personal, se podría haber quedado extinguida).

Eso sí, también hubo otras canciones que quedaron un poco menos lucidas, entre ellas varias de mis favoritas, como un "New York" que cantó mientras se dejaba llevar por el público o las dos únicas canciones que cantó de su fundamental disco homónimo de 2014, sobre todo una "Digital Witness" que echó de menos a los vientos y un contexto más colorido. Eso sí, no deja de tener su gracia cantar eso de "Testigos digitales, ¿qué sentido tiene siquiera dormir? Si no puedo mostrarlo, si no puedes verme ¿qué sentido tiene hacer algo?", mientras una gran cantidad de móviles te graban para poder mostrarlo.

Pero el concierto termina triunfando por otros factores, el enorme carisma de Clark, su interacción con la banda, sus coqueteos con la imponente bajista Charlotte Kemp Mujl, que ayuda mucho al ambiente gótico, sus intercambios a la guitarra con Jason Falkner, que elevaban piezas como "Sugarboy" y, principalmente, los momentos en los que se quedó a solas con su voz acompañada únicamente de las teclas de Rachel Eckworth. Fue en tres ocasiones y su interpretación fue sencillamente escalofriante, demostrando todo lo que ha ganado como cantante.

La primera fue con "Violent Times", un gran tema de "All Born Screaming" que en ese disco sonaba casi como una pieza para una película de James Bond y que este domingo sonó absolutamente preciosa, incluso sobreponiéndose al hecho de que cantara una parte en español. Se agradece el esfuerzo pero lo de regrabar el disco entero en el idioma de Cervantes no resulta una gran idea...

El segundo tema que utilizó el formato voz y piano fue "Candy Darling", ese homenaje a una histórica de la Factoría Warhol, en la que le acompañaron Kemp Mujl y Falkner a los coros, que seguro que hubiera tenido la aprobación del Lou Reed de "Perfect Day". Por último, estuvo el remate final con "Somebody Like Me", sencillamente escalofriante, recuperando una canción que no había interpretado en la gira de "Daddy's Home" y que ahora suena a gema recuperada que no debe abandonar jamás su repertorio. Daban ganas de ver un concierto solo con Annie y el acompañamiento de un piano en algún garito oscuro y humeante de Nueva York.

Aunque, bien pensado, es todavía mejor poder disfrutar de sus muchas caras a la vez y al mismo tiempo, la Diosa rock que se desgañita en "Broken Man", la transgresora art pop cómplice de David Byrne en "Birth In reverse" o la excelsa baladista de "Somebody Like Me". Un nuevo triunfo para una artista cada vez más cómoda en su camaleónica piel.

 

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