Han tenido que pasar casi treinta años para que Antonio Luque visitase al fin Zamora, con la intención de presentar en directo la música de Sr. Chinarro en la ciudad. Es el tiempo que el sevillano lleva en el negocio de la música, desde que debutase en la primera mitad de los noventa con el EP ‘Pequeño Circo’ (Acuarela, 93) y el consiguiente álbum homónimo. Un amplio trazado que suma ya dos decenas de discos, incluyendo el más reciente ‘El bando bueno’ (Mushroom Pillow, 20), y que lo ha convertido en autor clásico dentro de eso que un día se dio en llamar escena indie patria.
En cualquier caso, tuvo que ser un local que también puede presumir de solera como el Avalon Café (este mes cumple la friolera de un cuarto de siglo), el que solucionase la anomalía, fichando al vocalista para un concierto acústico. Es el formato en el que Luque se encuentra girando actualmente, en solitario y acompañado únicamente de su guitarra. Y exactamente así se presentó ante un público que, como no podía ser de otra manera, tuvo a bien agotar las entradas para la cita. Un formato que en la práctica potencia la cercanía con el autor, hasta convertirlo en entretenido concierto de tú a tú –diálogos incluidos– entre autor y la propia audiencia.
La velada sirvió también para dar un repaso de hora y media al cancionero de Sr. Chinarro, desde temas actuales como “Escorpio”, “De piedra” o “Sábanas santas” hasta celebrados clásicos del tipo de “Los ángeles”, “Del montón”, “Cero en gimnasia”, “El alfabeto morse”, “Una llamada a la acción”, “Tímidos”, “El rayo verde” o “Quiromántico”. Unas y otras encajaron bien en torno a esa apariencia semi desnuda que permitía admirar la esencia misma de las canciones, además de apreciar el buen momento vocal del protagonista. Antonio Luque dejó buen sabor de boca a su paso por la sala, y solo queda esperar que no tengan que pasar otros treinta años antes de recibirle de nuevo.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.