Llegará un día en el que los conciertos empezarán puntuales y el público, por su parte, no se pasará el rato hablando alto mientras le da la espalda al escenario. Esta sucesión de males -endémicos en España- afearon el concierto de Sr. Chinarro en la sala Joy Eslava, donde, además, flojeó el sonido (aunque fue a mejor desde “El viaje astral”, en la mitad del show). Pájaro Jack, interesante encargado de abrir el show, resolvió la papeleta de tocar para unos cientos que lo aplaudían de manera tibia y sin mucho entusiasmo. Por eso mismo, el ambiente que hubo después con Sr. Chinarro (empezó con “Dos besugos”) fue de todo menos cálido.
No lo hizo nada mal, sin embargo, Antonio Luque y los músicos (en especial Jaime Beltrán con la guitarra). Aguantaron el chaparrón inicial y remontaron con “El rayo verde” (cuarto tema). A partir de ahí, los que no callaron empezaron a aplaudir y los que ya aplaudían se agarraron al ritmo exótico de “Maravilla”, “Del montón” y “Todo acerca del cariño” con alegre alboroto. Un poco después, con “Una llamada a la acción” y antes de los bises, nada podía salir mal: Luque volvió a aparecer en el escenario, pero en solitario y con la acústica para interpretar “El alfabeto Morse”, uno de los mejores instantes de la noche, sin duda alguna. Cuando tocó despedirse, “María de las Nieves” y “El progreso” fueron las elegidas -con acierto- para cerrar el repertorio, corrigiendo así los errores ajenos de aquellas personas poco aptas para el respeto.
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