La presentación del nuevo disco de Spiritualized en su tercer concierto de la gira inglesa bien valía un desplazamiento hasta la bulliciosa y siempre atenta a las últimas tendencias musicales ciudad de Manchester. El espacio escogido por la promotora entre los numerosos clubes y teatros de la ciudad fue el Manchester Academy, un clásico de la ciudad, inaugurado en la década de los sesenta como espacio para albergar las asambleas del comité de estudiantes de la universidad (la más grande del país). El menú musical de la velada lo completaban los pop psicodélicos The Shortwave Set, que se encargaron de abrir. El espacio, de nave rectangular y ligeramente inclinado hacia el escenario con una apariencia cercana a las salas de actos de cualquier instituto o universidad, presentaba una excepcional entrada (unas dos mil personas). Jason Pierce fue el último en aparecer sobre el escenario. Enfundado en unos vaqueros y una camiseta raída, ocultando sus ojos tras unas gafas de sol, inició con la guitarra las primeras notas de “Sweet Talk”, que es el primer tema de su último disco “A&E”. Continuó presentando los nuevos temas. Con “Soul On Fire” logró las primeras reacciones de un público más bien comedido, de aspecto universitario, que rondaba una media de edad entorno a la treintena. “I Gotta Fire” y su envoltorio stoner hizo despegar los pies del suelo a la gente. El viaje permaneció sosegado, gracias a unas progresiones suaves que huían del desenlace violento. Pero las cosas cambiaron en la segunda fase del espectáculo. La irritación fue cada vez a más, mientras los temas interpretados corrían cada vez más del bando más rocoso de toda su discografía. “Come Together”, “Electricity” excitaron al respetable que fue preparado para transitar con menos dificultades hacia una conclusión sónica, a medio camino entre el free jazz y la psicodelia.
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