A por la décima
ConciertosSos 4.8 Estrella Levante

A por la décima

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Víctor Martínez — 10-05-2016
Fecha — 08 mayo, 2016
Sala — Recinto Ferial La Fica
Fotografía — JM Grimaldi

El SOS 4.8 cumplió nueve años con la asistencia más baja que se recuerda en el recinto de La Fica (15.000 personas menos según la organización, aunque la sensación real era mucho más desoladora). La ausencia de nombres ilustres de altura (como los Morrissey, Damon Albarn, Pulp, Suede o Franz Ferdinand de otros años), el cambio de fechas, la merma en el presupuesto, lo revuelto del tiempo... Las teorías del bajón son varias. Pero, aún así, se vivieron buenos momentos.

Los mejores del viernes están claros: Mew. Los daneses fueron el primer grupo en sonar realmente bien en el festival. ¡Y qué sonido! Contundentes e impecables ejecutando ese art rock con toques progresivos/stoner tan vistoso y con la inspiración intacta incluso en las fases más acústicas. Dio gusto escuchar maravillas de su último disco, “+-” (Universal/Pias, 15), como "Satellites" o "Water Slides". Además, con un clímax final de traca gracias a su clásico “Comforting Sounds”. Sobresaliente. Mucho mejor que Manics Street Preachers, quienes eran (en teoría) los más esperados de la noche. Los galeses tampoco estuvieron mal, todo sea dicho, pero el listón ya estaba muy alto. El escenario Estrella Levante cogió color (de verdad) con ellos para celebrar los veinte años de “Everything Must Go” (Epic, 96), disco al que le dedicaron medio set. El resto, para otras joyas de låa banda: “Your Love Is Not Enough”, “You Stole The Sun From My Heart”, “Roses In The Hospital”… y, por supuesto, “If You Tolerate This Your Children Will Be Next”. Se marcharon contentos y deseando un feliz verano a todos.

Manic Street Preaches Jm Grimaldi

Antes, a primera hora de la tarde, Corizonas tuvieron más problemas de los esperados para hacer un show decente. Luchar contra el horario ha sido más complicado que nunca en este SOS (que se lo digan también a Soleá Morente y Belize), pero más aún es hacerlo contra el sonido. Les sobran canciones y actitud, pero hay días que las cosas no salen. Pese al empeño del voluntarioso Javier Vielba, temas tan fantásticos como “Piangi Con Me” o “Run To The River” no lucieron como se esperaba.

Ya en el escenario Jägermeister, el cupo local del día fue para Los Últimos Bañistas, una banda en crecimiento constante sobre el escenario. Cada vez menos pop y más psicodélicos. Sus últimos singles (“Un día con el diablo” y “La carrera del oro”) marcan el camino de lo que está por venir. E incluso se atrevieron, a su manera, con “The Model” de Kraftwerk.

Las sorpresas de la jornada fueron Baywaves y Spring King. Gracias a lo hipnótico de su psych pop (onda Tame Impala o The Flaming Lips), los primeros, y por lo agradecido de su enérgico punk pop, mirando hacia el Londres de 1977 (aunque sean de Manchester), los segundos. Mucho han bebido de sus paisanos Buzzcocks, por ejemplo. Y sí, canta el batería, que para eso es el ideólogo del grupo. Una propuesta similar fue la de The Big Moon, pasada la medianoche. Cuatro muchachas (londinenses, ellas sí) cuyo espejo son las Vivian Girls, las Donnas o las Runaways. Se lo pasaron pipa, tienen buenas canciones y van sobradas de morro. Tanto como para conseguir que el público coreara su particular visión de “Beautiful Stranger” (Madonna). Lástima no haber podido frenar los acoples que les acompañaron durante todo el concierto.

Justo antes, Trepàt habían puesto patas arriba el Jäger con todo su arsenal: “Caballo”, “Onix”, “Transmediterránea”, “Martirio”, "Torturas en los bares", “Crack”… Balas infalibles para uno de los mejores directos, actualmente, del panorama nacional. Saben alternar como nadie la luz y la oscuridad, la calma y el baile. Para esta actuación contaron, como novedad, con Alberto Delgado (Éter) a la batería.

Otros que apuntaron a matar fueron Toundra. Poco más hay que decir sobre ellos tras la publicación de “IV” (Superball Music, 15) y la acogida que ha tenido por parte de crítica y público. Hicieron su habitual partido en el escenario Inside (intensidad, progresiones, crescendos…) pero no llegaron a conectar con la audiencia. O al revés. Grandes de su misma liga, como Explosions In The Sky o Mogwai, también lo han sufrido en festivales. La cuestión es atreverse a jugar o no.

Por supuesto, todo cambió después con Love Of Lesbian. Entusiasmo y algarabía general, pero la realidad es que sus hits cansan mucho (casi tanto como el personaje que se ha creado Santi Balmes), el show se hace ñoño (aunque la idea inicial con los visuales y el vestuario sea atractiva) y el rollo “parejitas abrazadas apiñadas” suele molestar en los festivales. ¿O no? Si LOL son el yin, León Benavente fueron el yang; sobrios, elegantes, potentes y sin apenas fisuras. Con nuevas canciones (“Tipo D”, “La Ribera” o “California”) a la altura de las de su aclamado primer disco. De ahí, “Ser brigada” y “Ánimo, valiente” siguen un escalón por encima. Convencieron a adeptos y escépticos.

De vuelta al escenario grande, Chvrches hicieron bailar de lo lindo al personal con su synth pop estiloso (sobre todo cuando cantaba Lauren Mayberry), entre Ladytron, Chew Lips y Crystal Castles. Además, si tienes algo como “Empty Threat”, la locura está asegurada. Y así fue.

Mención especial para Matt & Kim, desde Brooklyn. Batería, teclados, programaciones y voces; ¿para qué más? El cóctel ideal para cualquier sarao. Canciones como “Let's Go” lo acreditaron. Espíritu pop DIY a lo Stereo Total, pero con un aire más punk. Y el punto kitsch, tocando “Umbrella” de Rihanna, que no falte.

Matt And Kim16 JM Grimaldi

Entremos ya en el sábado. El público volvió a pinchar estrepitosamente a primera hora de la tarde con lo que las interesantes propuestas de Nudozurdo e Iseo (ganadora TalentoSOS nacional) fueron los grandes damnificados. The Purple Elephants lo notaron menos gracias al ruido de su fiel e incondicional hinchada y toda la parafernalia que les acompañaba (globos púrpura, amigos disfrazados de elefante…). Apuntan maneras de rock band y se atisba con un dulce porvenir, pero si se centran en lo realmente importante: su música. Mimbres, hay. Con la tarde animada, ni Kassassin Street, ni exmagician, dieron la talla. Unos por estar aún muy verdes sobre el escenario y otros por aburridos y empalagosos. No es bueno abusar de medios tiempos, menos en un festival.

Blonde Redhead tampoco se distinguen por practicar un pop muy jubiloso, pero la diferencia fue más que notable. Sofisticados, solventes, creadores de sueños sin igual y maestros en construir puentes entre la música culta y la popular. Supieron engatusar desde la modestia. Y entonces, llegó la avalancha (literal) en el escenario Estrella con Amaral. El “All Tomorrow’s Parties” de The Velvet Underground anunciaba que Eva, Juan y compañía no tardarían mucho en aparecer. “Nocturnal” (Antártida, 15) comenzó a girar en Murcia; su disco más oscuro, más crudo. Y eso se reflejó en el escenario. Con el apoyo extra de unas excelentes proyecciones, además. Hicieron alguna concesión a sus éxitos de siempre (“El universo sobre mí”, “Cómo hablar” o “Sin ti no soy nada”), pero sin moverse de la orilla del rock. Por cierto, se fueron y sonó “Moonriver”; otro punto a su favor.

La muchedumbre cambió entonces de decorado, hacia el Inside, para ver a Second. Su habitual batería de hits funcionó a la perfección (gracias, una vez más, a su atinado directo) aunque a veces pequen de repetitivos. Incluso las canciones de su último disco dieron la sensación de haber estado siempre ahí. Además, tuvieron el acierto de invitar a Juan Antonio Ross, productor de “Viaje iniciático”, a la fiesta. Nunca fallan en casa.

La decepción llegó con The Libertines. Aunque… ¿realmente alguien esperaba otra cosa? Barât y Doherty se lo tomaron a broma desde el principio y tocaron a fogonazos; básicamente, cuando les apetecía. Claro que, ellos tienen canciones como “Can’t Stand Me Now”, “What A Waster”, “Time For Heroes”, “Boys In The Band”, “Music When The Lights Go Out”… y los demás no. Con ese repertorio no hacía falta mucho más, pero se empeñaron en estropearlo con su arrogancia constante y un popurrí de bises taberneros (en el que entraron, sin pudor, Supergrass, The Beatles o “La Bamba”) bastante prescindible. Menos mal que quedaba “Don’t Look Back Into The Sun”. Como despedida, no podía faltar el momento WHOligan, tirando instrumentos y dando patadas sin ton ni son. Aunque sean tíos de casi cuarenta tacos ya. ¿El punk era esto?

A Of Montreal, en cambio, no les puede poner ningún manchón. Divertidos, coloridos y con buenas melodías. Un cruce perfecto entre Sparks, Talking Heads y B-52’s. A destacar, momentos como “Gronlandic Edit”, “Heimdalsgate Like A Promethean Curse” y, sobre todo, “She's A Rejecter”. Lo de Triángulo de Amor Bizarro también merece un hurra. Ya estuvieron sobre el mismo escenario (Estrella Levante) hace un par de años, pero nada que ver con lo de este sábado. Ahora sí que han dado ese salto de calidad que tanto se les pedía. Gracias a “Salve discordia” (Mushroom Pillow, 16) y un muro de sonido apabullante, sin grieta alguna en directo. Todos de negro y con el turbo puesto de principio a fin. ¡Cómo sonaron “Euromaquia” y “Luz del alba”! Y tampoco faltó “De la monarquía a la criptocracia”, por supuesto. Bendito ruido.

A Los Bengala les tocó luchar (a la vez, en el escenario Jäger) contra todo eso y contra los elementos. El garaje r’n’r del dúo maño se vió interrumpido un tiempo considerable porque el ampli de Guillermo Sinnerman dejó de hacer su trabajo sin avisar. Una vez solucionado, siguieron a lo suyo. “No hay amor sin dolor”, ya lo dicen ellos. Rock primitivo y felino que entra en vena con una facilidad pasmosa.

Otros dos grupos nacionales a destacar, en el mismo escenario, fueron My Expansive Awareness (neopsicodelia, también desde Zaragoza) y Nueva Vulcano (banda liderada por Artur Estrada y que cuenta con himnos como “Te debo un baile”, “Dulce y ácida” o la más reciente “Hemos hecho cosas”).
Entre las actividades adyacentes, Santiago Auserón interpretó en el Auditorio Víctor Villegas canciones de su alter ego Juan Perro y de Radio Futura (“Annabel Lee” o “La negra flor”) acompañado por la Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia. Antes, en los ‘Aperitivos’ de mediodía, asistimos al ‘no concierto’ de Kiko Veneno. Apenas interpretó cuatro canciones (al menos cayó “Volando voy”), molesto por las interferencias que venían desde otro escenario (justo en ese momento Amaral probaban sonido en el grande) y no cesaban. Los ‘Aperitivos’ se repitieron el domingo, con Alien Tango (ganadores del TalentoSOS Murcia) y sobre todo Bosco como grandes triunfadores.

Es evidente y manifiesto que la apuesta de esta edición, la de concentrar todas las actuaciones en La Fica, ha sido un error. Los conciertos gratuitos en el centro de Murcia siempre tuvieron una magnífica acogida; con la consiguiente inyección de vida que recibía la ciudad. Y además los grupos tienen que probar sonido en el recinto antes de tocar, necesitan para ellos esas horas.
Una vez echado el cierre, la pregunta es: ¿qué deparará la edición 2017? ¿Cómo recuperar a la gente que se ha perdido por el camino? No se me ocurre mejor remedio para curar heridas que celebrar el décimo aniversario del festival como se merece; atendiendo al gusto del pueblo y por todo lo alto. Nosotros lo volveremos a contar, gustosamente.

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