Un gesto para la historia del festival
ConciertosSonorama Ribera

Un gesto para la historia del festival

8 / 10
Sergio Ariza — 14-08-2023
Empresa — Sonorama Ribera
Fecha — 12 agosto, 2023
Sala — Recinto Festival Sonorama
Fotografía — Raúl Murciego

El Sonorama Ribera 2023 ha tenido mucho de lo que hablar y muchos conciertos destacados, eso sí, se recordará para siempre por un gesto valiente y necesario, el de Eva Amaral marcándose un “Ay Carmela” y plantándose en un escenario que debía servir de celebración de los 25 años de su grupo, para hacer piña con sus compañeras artistas y reclamar que su cuerpo es suyo para hacer con él como a ellas les plazca, para evitar involuciones impropias del siglo XXI pero que están pasando, como cuando hace nada la policía quiso detener un concierto de Rocío Saiz  en Murcia por hacer semejante gesto. Pues ahí estaba Eva Amaral para plantarse ante la extrema derecha y decirle claramente, aquí estamos. Y ese gesto tuvo más importancia que el resto porque fue más que música, fue una pequeña revolución.

Y sí, puede que el mejor concierto del festival lo diera Wilco, pero en ese gesto de Amaral hubo una reivindicación mucho mayor, porque Noni de Lori Meyers también acabó su concierto desnudo de cintura para arriba y no salió en ningún telediario, por eso fue tan importante. Y solo cabe agradecerle que, en estos tiempos convulsos con cosas que creíamos ya ganadas para siempre estando ahora amenazadas, ese pequeño gesto fue toda una revolución, porque lo hizo la cabeza de cartel en el concierto con diferencia con más asistencia del festival y con un grupo al que muchos acusan de blandito o dócil, cuando la revolución está más en gestos como ese y no en el volumen de tus amplis.

Dicho esto he de decir que mi primera experiencia en el Sonorama ha sido verdaderamente agradable y sorprendente y eso es porque más que a un Festival de música el Sonorama se parece más a una gran verbena en la que el ambiente y las ganas de fiesta se imponen a veces a la propia música, con un pueblo totalmente volcado con su festival y haciendo que esto sea un no parar en el que hay actuaciones desde las 12 hasta las 5 de la mañana.

El uniforme oficial verano 2023 es camisa hawaiana, si puede a ser juego mejor, y la imprescindible pistola de agua, si no te quieres mojar, mejor no vengas, aunque con estos calores no creo que nadie vaya a poner el grito en el cielo.

El ambiente es fantástico, pero los contrastes son enormes, a pesar de una querencia por el indie comercial el Sonorama se abre a otras músicas y así, según termina de aullar ese “sé que es un baile salvaje”de Barricada comienza Xoel López a arrullarte con “Tierra”, con un público entregadísimo para uno de los fijos de Aranda, junto a otros clásicos como Iván Ferreiro, Lori Meyers, Sidonie o Vetusta Morla. Eso sí, la edición 2023 tuvo dos grandes nombres, Wilco y Amaral.

Así que vayamos por partes:

Jueves 10 de agoto

L'Exotighost
Comenzamos por mi escenario favorito de los que están en Aranda, el más pequeño y retirado, pero también el único en el que cobijarte del agobiante sol con varias zonas de sombra, el de El Charco, a la orilla del río. Y lo hago con un grupo que ha supuesto un descubrimiento, música principalmente instrumental, con gran protagonismo de la marimba y otros instrumentos poco habituales, en la que se mezclan surf, música hawaiana y toques 'lounge', me quedo con su versión de la serie de Félix Rodríguez de la Fuente, "El hombre y la Tierra" y una original sobre su ciudad de origen, "Mad Mad Madrid".

Las Odio
Las Odio estuvieron estupendas, a pesar de que había poquísima gente, y eso que su "Indie Español" podría ser el himno no oficioso del festival, con esos toques españoles en el riff de guitarra y esa letra que suena a manifiesto y reivindicación, "Yo no soy la novia, no soy la amiga. No soy la prima, ni la vecina. Deja de buscarme, no estoy en la lista. Mira mi pulsera ¡¡Yo soy la artista!!". Se tocaron también el "Me gusta ser una zorra" de Las Vulpess (su particular versión del “I Wanna Be Your Dog” de los Stooges) que sigue sonando tan radical y revulsiva como cuando se cargaron un programa de televisión por tocarla (aunque ahora, por desgracia, ni siquiera exista un programa donde alguien pueda tocar una canción así).

El Drogas (40º Aniversario Barricada)
El Sonorama no es el festival más próximo a Enrique Villarreal, ese sería el Viña Rock, pero al final, hasta el indie con camiseta de Lori Meyers se sabe "En Blanco y Negro” de pe a pa, posiblemente de escucharla 100 veces durante las fiestas de su pueblo o de su barrio, y es que a eso es a lo que se parece el Sonorama a una gran fiesta de pueblo, en la que el buen rollo y la diversión son más importantes que los grupos que tocan. Por eso, el cantante y bajista de Barricada era una de las pocas excepciones a un festival que tira al indie como la cabra al monte. Eso sí, su concierto celebrando el 40 aniversario del comienzo de su mítico grupo fue toda una celebración de la fuerza de unas canciones que han sabido resistir a la perfección el paso del tiempo, cosas como la mencionada, que puso el broche final, "Oveja negra" o "Animal Caliente". Siguen sonando afiladas y peligrosas, como el mejor rock & roll.

Xoel López
El gallego sí que jugaba en casa y se supo desde el primer momento, cuando con la preciosa "Tierra" la gran mayoría del público estaba siguiendo los acordes de la canción con sus brazos en alto. El trío final de canciones, "Ningún nombre, ningún lugar", "Lodo", posiblemente la más celebrada y coreada, y "Tigre de bengala" fue uno de los más aclamados de la jornada y Xoel volvió a demostrar que sigue disfrutando de esto, y además transmitirlo, como el primer momento.

Lori Meyers
Lori Meyers es como si fueran un grupo creado en una probeta para triunfar en  el Sonorama. Van tan bien con el festival como las patatas a los huevos rotos, llevan escrito "escenario principal", el cántico preferido de la parroquia del Sonorama, en la frente y, por supuesto, fueron los grandes triunfadores de la jornada del jueves. Su fórmula parece sencilla pero no lo es, básicamente consiste en crear estribillos frenéticos para cantar en alto, ya sean estribillos burbujeantes con guitarras o algunos ramalazos disco con estribillos tarareables, siempre la especialidad de la casa.

Si te parece tan fácil trata de crear una colección tan intachable como "Luces de neón", "No me merecía la pena", "Emborracharme" o "Alta fidelidad". Noni acabo sin camiseta entre el público cantando eso de "todo esto es culpa de la gente". Son como la Coca-Cola, vaya esto sin desmerecerles lo más mínimo, ya que lograr que una multitud de miles de personas, se lo pasen en grande y coreen no una, ni dos, sino la gran mayoría de tu repertorio es un logro enorme, aunque sigan decididos en ningunear a esa píldora de pop sesentero, a lo Brincos, llamada “Dilema”…

A la misma hora acababan su concierto Los Corizonas, a los que me quedé con ganas de ver, pero ir al Sonorama y perderse a Lori Meyers era como venir a Aranda y no probar el cordero asado o el tinto de la tierra. Es su festival y su público.

León Benavente
León Benavente son unos verdaderos profesionales de esto, suenan a la perfección y Abraham Boba es un gran maestro de ceremonias, eso sí a estas alturas no hay muchas sorpresas en su directo y parece que tampoco ninguna canción capaz de superar a "Ser Brigada" como himno oficial de la banda. Gran sonido y la gente ganada totalmente desde el minuto uno.

Viernes 11 de agosto

Calequi y las Panteras
Nuevamente en el escenario más pequeño y divertido, el Charco, volví a descubrir a un grupo de lo más interesante, Calequi y las Panteras, que además decidieron no morderse la lengua y dedicar su "Hora de sacar la basura" a la derrota de la extrema derecha en las pasadas elecciones. El caso es que, más allá de soflamas políticas, se marcaron uno de los conciertos más divertidos del festival, subiendo a casi más gente al escenario que la que quedaba abajo escuchándoles y mezclando sabores latinos con vientos y un poco de funk vía Prince. Al final, a pesar de que el cantante intentó terminar con el público coreando su "Adiós", la audiencia prefirió terminar con el grito de guerra oficial del Sonorama "¡Al escenario principal!". En este caso me sumo a la petición.

Morgan
Pues Morgan estuvieron muy bien, como siempre, con bastante gente, a pesar del calorazo que no perdonaba, y un grupo que está en una forma excepcional, con una Nina derrochando voz, y que no se olvidó de homenajear a Robbie Robertson despidiéndose del público mientras sonaba el "The Night They Drove Old Dixie Down" de The Band de fondo. Los casi 40 grados sin sombra son siempre más llevaderos con un poco de soul tórrido y canciones como "Sargento de Hierro" o "Another Road (Gettin' Ready)".

Ginebras
He de decir que era de los conciertos que esperaba con más expectación y no salí defraudado, Ginebras ha encontrado la fórmula mágica de las melodías pop que se quedan grabadas a fuego en tu cerebro, seguro que habrá quien hable de 'tontipop', recurra al manido y enervante "no tocan mal para ser chicas" o a cualquier otra estupidez por el estilo, pero el caso es que cuando tienes estribillos tan certeros como los de "Alex Turner", "Ansiedad" o "La típica canción", todo lo demás importa poco. Puede que les guste cantar canciones de los Crystal Fighters pero lo suyo es pop chisporroteante con raíces en los años 60, como si fueran la versión Siglo XXI de Los Fresones Rebeldes, pero con un sabor más ácido. Han pasado en un año de la Plaza del Trigo al escenario principal y, si siguen así de imparables, para su siguiente disco van directas también al horario principal.

Tulsa / Jorge Drexler
No me podía desdoblar pero me apetecía ver a ambos, a Drexler por ser quién es y a Tulsa porque Miren Iza es una maravilla y además se ha sacado una de mis canciones favoritas de lo que llevamos de año, "No quiero hacer historia", que sonó maravillosamente y en la que ese "dices que ya no soy tan sexy, que mis tetas y mi culo ya no están ahí, decides marcharte con alguien más turgente, claro que sí, Joaquín", volvió a coger más sentido después del gesto de Eva Amaral, que también se lo dedicó a Miren.

La cosa es que no me dio tiempo a ver mucho a Jorge Drexler, que no estará acostumbrado a festivales, pero sonó de lujo siempre con una sonrisa en el rostro, saboreando bien el momento y disfrutando de él. El final con "Sea" y la maravillosa "Todo se transforma" dejaron claro la mucha clase del uruguayo y una banda de lujo.

Los Enemigos
Otro grupo un poco a contracorriente en un festival con más querencia por el indie que por el Rock, el And y el Roll, que diría Josele. Solo así se entiende que la mejor banda de las tres cosas anteriores de este país tocara en uno de los escenarios pequeños. Aun así, allí nos reunimos unos cuantos incondicionales (las camisetas con el porrón y la pescadilla eran de las más numerosas por el festival) para volver a disfrutar de una banda que parece estar viviendo una segunda juventud, comenzando con el imparable riff de "John Wayne", su "Brindis" al sol y esa versión de "Señora" que casi han conseguido robar al maestro Serrat. También sonaron la fundamental "Septiembre", la mejor canción de su carrera, "Desde el jergón", esa canción disfrazada de barbaridad que es "Dentro" o la mítica "La cuenta atrás", pero se permitieron el lujo de cerrar con una de sus últimas canciones, "Siete Mil Canciones", convertida ya en un clásico de su repertorio. Aquí un admirador a perpetuidad.

Vetusta Morla
Lo bueno de Vetusta Morla es que no han dejado de evolucionar nunca, no se han quedado quietos repitiendo aquel mágico primer disco, lo malo es que 15 años después de aquella maravilla lo mejor de su repertorio sigue saliendo de allí, "Sálvese quien pueda", "Valiente" o la incontestable "Copenhague". Ya tienen el caché suficiente para codearse con Jorge Drexler y siguen su camino sin mirar atrás, pero ahora que son el segundo grupo que más gente atrajo a su concierto puede que su gran concierto fuera su mítica actuación en la Plaza del Trigo cuando aún tenían todo por delante. Eso sí, nadie les puede reprochar nada. Le hicieron un bonito homenaje al recientemente fallecido Sixto Rodríguez metiendo un poco de su "Sugar Man" al inicio de "La vieja escuela", además Pucho sigue siendo uno de los vocalistas más espectaculares y particulares de la escena y suenan muy bien, aunque el sonido en general fuera bajo y, lo que es peor, en particular lo fue la voz de Pucho.

Sidonie
A ver lo de Sidonie es un poco como lo de Lori Meyers, que son perfectos para Sonorama. Desde el momento en el que comenzó a sonar “Fascinado” ya tenían al público en la palma de la mano, Llevaba años sin verles pero fue un concierto muy divertido que demuestra que la banda anda en una gran época, como prueba su último disco "El regreso de Abba"  (2020) o esa nueva canción en la que aventuran la vuelta del CD. Ya fuera tocando “Hoy no salgo” con Ladilla Rusa, los toques disco de “Verano del amor”, o coreando “Un día de mierda” con Marc metiéndose entre el público, aquello fue una gran fiesta / verbena en consonancia con el buen rollo del festival.

Niña Coyote eta Chico Tornado
Les doy puntos extra por llevar la camiseta de Tracy McGrady pero las comparaciones con los White Stripes son evidentes y no les benefician. Es verdad que los vascos son más potentes y pesados que los estadounidenses pero también es que son menos flexibles y les faltan ganchos y canciones para llegar a su altura. Eso sí, en algunos de esos potentes riffs está la promesa de algún temazo de Stoner Rock.

Carolina Durante
Estaban programados para las 3:20 pero los madrileños debieron salir a las 3:50, una hora perfecta para el espíritu punk de una banda repleta de grandes canciones. Al principio sonaron encantadoramente mal, con el bajo  a un volumen que haría estremecer hasta al mismísimo Peter Hook, pero todo lo compensaban con una tremenda actitud y, más importante, un buen puñado de buenas canciones, con todos los mimbres para convertirse en nuevos himnos generacionales. Recuperaron “La noche de los muertos vivientes” de sus inicios y luego se llevaron a su terreno, tanto sónico como lírico, el "Marta, Sebas, Guille y los demás" de Amaral, rematando con las imprescindibles “Cayetano”, con otro toque amateur creado con alguien del público comenzando a cantar la canción, y “Famoso en tres calles”. Los futuros Sonorama son suyos.

Sábado 12 de agosto

The Lizards
Mi concierto favorito de las jornadas de día en Aranda, el trío catalán de The Lizards se marcaron un bolazo a 40 grados en la Plaza de la Sal, llámalo punk, llámalo hard rock, el caso es que son una gran banda de rock & roll y tienen canciones a la altura de la energía que despliegan en el escenario como la ramoniana “Dead City”, la explícita “Everybody Sucks” o la mejor del lote, “What I Am”. Hay que prestarles más atención.

Alizzz
Cristian Quirante Catalán sigue demostrando que es mucho más que el productor de confianza de C Tangana y se consolida como uno de los artistas más interesantes de la actualidad, tiene gancho y banda, me gusta especialmente en sus momentos más ‘nuevaoleros’ como “Ya no vales” o “Qué pasa nen” y su orgullo de extrarradio.

Wilco
No voy a engañar a nadie, este era el concierto que más ganas tenía de todo el festival. Era mi cuarta vez viendo a los de Jeff Tweedy y el grupo volvió a responder a todas las expectativas. Lo curioso del caso es que Wilco no iban muy bien con el espíritu del festival, algo así como el "hemos venido a emborracharnos, el resultado nos da igual", y es que a la fauna de la camisa hawaiana le interesa más cantar estribillos fáciles (si tienen un "uo oooh" o parecido mejor) que meterse en muchas profundidades musicales. Y lo mejor de todo es que los de Chicago podrían ofrecer un set de ese tipo, metiendo canciones como "Can't Stand It", "I'm Always In Love" o "Heavy Metal Drummer" (todas ellas maravillosas, por cierto), pero no lo hicieron, sino que dieron el concierto menos festivalero que he visto nunca y, aun así, lograron emocionar a los que les vieron, que no fuimos tantos como otros grupos, eso sí.

Comenzaron con "Handshake Drugs" y luego pasaron a su último disco, "Cruel Country", volviendo a sus orígenes como grupo de country rock, en la vena de unos Buffalo Springfield, con canciones como "I Am My Mother" o la canción titular, brisa campestre muy bienvenida en un menú bastante homogéneo, la gente comenzó a entrar en calor con ese hechizo intrincado hecho canción llamado "I Am Trying To Break Your Heart" pero luego volvieron al country rock con "If I ever Was A Child". El estribillo de "Hummingbird" volvió a demostrar que el gancho melódico de Tweedy también tiene momentos luminosos y "Misunderstood" nos volvió a enseñar a una banda gigante.

Eso sí, el momento en el que se movieron verdaderamente a contracorriente fue cuando volvieron a "Cruel Country" y tocaron "Bird Without a Tail / Base of My Skull" con Nels Cline y Pat Sansone enzarzándose en un duelo de guitarras. Recuerdo escribir lo siguiente, "en los festivales no se destilan los solos de guitarra de varios minutos, es revolucionario". Y eso es lo que fue, allí había una banda que no miraba al reloj para ver cuantas canciones podía meter en el setlist y se dejaba llevar tocando y disfrutando, por supuesto, igual de importante, también haciendo disfrutar. Y es que la gente se metió allí con ellos y acabó totalmente prendada. La traca fue que después de aquello comenzó "Impossible Germany", esa canción que sirve de lucimiento para Cline y tiene uno de los pocos solos que todavía se corean en el siglo XXI. Y es que cuando los solos de guitarra están al borde de la extinción lo que hizo Wilco en el Sonorama se podría calificar como nuevo punk.

Como remate sonó "Jesus Etc", que puede que fuera la mejor canción que sonó en todo el festival, "The Late Greats" y el esplendoroso final con "A Shot In The Arm" con Tweedy dejándose la garganta con ese "What you once were isn't what you want to be anymore" que puso el punto final al mejor concierto (en lo musical) del festival.

Trueno
Al rapero argentino se le quedó bastante pequeño el escenario Tierra de Sabor con la gente desbordada viendo su concierto, algo normal si vemos las cifras de reproducción en Spotify, YouTube etc. El caso es que estuvo a la altura, es cierto que su 'flow' suena a veces prestado de otros raperos americanos como Kendrick Lamar o Eminem, pero aquello fue una verdadera fiesta con un punto retro y funky como cuando mete esos guiños al "ABC" de los Jackson 5 en "Lo Tengo" o en esa vacilada que es "Tranky Funky", uno de sus últimos lanzamientos.

Amaral
El concierto más multitudinario del festival, con los dos escenarios principales abarrotados de gente dispuesta a celebrar los 25 años de Amaral con el dúo. El caso es que he de reconocer, con un poco de vergüenza, que nunca he sido un gran fan del grupo, así que me sorprendió ver cómo era capaz de cantar parte de cerca de la mitad de un repertorio de 26 canciones. Temas enormes que están en la memoria colectiva de todos, sin que casi nos demos cuenta. Todas ellas con una voz que derrocha fuerza y unas líneas de guitarra coloreando aquí y allá, sabiendo acompañar sabiamente a unas melodías tan certeras que se te quedan grabadas sin darte cuenta.

Estaba pensando en eso, cantando a pleno pulmón "Marta, Sebas, Guille y los demás" cuando Eva decidió hacer el gesto del festival, después de soltar estas palabras "Esto es por Rocío. Por Rigoberta. Por Zahara. Por Miren. Por Bebe. Por todas nosotras. Porque nadie nos puede arrebatar la dignidad de nuestra desnudez. La dignidad de nuestra fragilidad, de nuestra fortaleza. Porque somos demasiadas. Y no podrán pasar por encima de la vida que queremos heredar. Donde no tenga miedo a decir lo que pienso. Porque hoy es el día de la revolución" y pasó a revindicar los derechos de las mujeres y sus cuerpos en el escenario y el momento exactos, cantando "Revolución" como si le fuera la vida en ello y todo ello engrandeció más a su actuación y al festival.

Al final tocaron su nueva canción, cerrando el círculo de su trayectoria, y terminó sonando el "Nothing Compares 2 U" en la mítica versión de la llorada Sinead O'Connor y pienso que la combativa irlandesa también hubiera aplaudido a rabiar. Hubo más conciertos después de este pero no podía haber otro final, Amaral había plantado su bandera en Aranda de Duero e hizo suyo, con todo merecimiento, el festival.

 

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