Una vez superado el fervor festivalero posCovid, afortunadamente, las aguas han vuelto a su cauce. Aunque el número de asistentes a este treinta aniversario de Sónar no difiere mucho de las cifras del año pasado (si bien en 2022 acudieron en total 122.000 asistentes, 44.000 en las actividades de día y 78.000 en las de noche, en esta última edición ha reunido a 120.000: 51.000 en Sónar de Día y 69.000 en Sónar de Noche), todo ha ido muchísimo más fluido de lo esperado. En resumidas cuentas, apenas había que hacer colas en las barras, uno podía moverse sin dificultades de un escenario a otro y la masificación brilló por su ausencia. ¿Cómo es posible esto?
En el caso particular de Sónar de Día, pese a estar más concurrido que nunca, hay un claro motivo: el cambio de orientación del Village. A diferencia de años anteriores, colocado de forma transversal, el escenario principal se situó a lo largo de la Plaça del Univers. Y, además, estaba cubierto. Esto último, sobre todo en la primera jornada, generó un animado debate. Por un lado, algunos opinaban que había perdido su encanto porque no permitía bailar a cielo abierto y, en el interior, se creaba un leve efecto invernadero. En el otro lado de la balanza, entretanto, estaban los que agradecieron el hecho de no tener que embadurnarse en crema solar para sobrellevar las horas de más calor. Está por verse si esta variación se mantendrá en futuras ediciones (de ser necesario, siempre se puede convocar un referéndum), pero ya se sabe que nunca llueve a gusto de todos.
Desde propuestas experimentales como los sintetizadores hipnagógicos de Oneohtrix Point Never, la fisicidad al saxo de Bendik Giske y los glitch hipermusculados de Ryoji Ikeda, pasando por grandes figuras del clubbing como Black Coffee y 2manydj’s, acompañados de Tiga y Peach, o nombres nacionales de la talla de Desert o Marina Herlop. La pluralidad musical en Sónar de Día es incuestionable. Y lo mismo puede decirse de su férreo compromiso con la comunidad LGTBIQ+: más allá de las sesiones de The Blessed Madonna, Horse Meat Disco junto a Prosumer o el icono de la cultura ballroom MikeQ (a quien la mismísima Beyoncé sampleó en “PURE/HONEY”), por vez primera los lavabos eran inclusivos con las personas no binaries. Estos pequeños gestos, sin duda, marcan la diferencia.
Mientras que el impacto de la Inteligencia Artificial fue el gran tema de conversación durante las tres jornadas de Sónar+D, la nueva Project Area, con más de ochenta proyectos creativo-tecnológicos llegados de una veintena de países, permitió interactuar con interesantísimos prototipos a lo largo del día. Este es el caso de Laser-Boxes, un tótem de metacrilato ideado por Gnomalab Estudio (el espacio creativo fundado por Juanjo Fernández, quien fuera mitad de The Suicide Of Western Culture) que, a través de un láser y la interacción con las frecuencias musicales, definía figuras tridimensionales en su interior. Aunque mención aparte merece la experiencia inmersiva “Processing… 30 Years Of Sónar”: una video instalación de IA que conmemoraba las distintas campañas que Sergio Caballero (codirector y responsable de la imagen del festival) ha llevado a cabo a lo largo de estas tres décadas de historia. Las colas más largas, más que para pedir una cerveza, en realidad se formaron aquí.
Pasadas las 21:30, en las inmediaciones de Fira Gran Via de L'Hospitalet, el gentío para acceder al Sónar Noche hacía temer lo peor. Como Aphex Twin, el viernes, y Eric Prydz, el sábado, actuaban antes de las 22:30, la mayoría decidió entrar pronto al recinto. Sin embargo, una vez superados los controles de seguridad, en el interior se respiraba una tranquilidad, completamente distinta a la del año pasado, que permitió disfrutar sin agobios de los shows de Fever Ray, BICEP, Little Simz o una Bad Gyal consolidada como estrella internacional. Undo, Topanga Kiddo u Oro Jondo, por su parte, demostraron que vamos sobrados de talento en nuestro país. Y aun habiendo algún solape doloroso como el de Peggy Gou y Honey Dijon (la batalla la ganó con creces la estadounidense: Peggy no tuvo su mejor día y tiró de bombo facilón), pocas pegas se le puede poner a lo acontecido esas dos noches: la facilidad para acercarse, perderse y descubrir nuevas propuestas en cualquiera de sus cuatro escenarios (ahí está la australiana CC:DISCO!, que se marcó uno de los sets más divertidos del viernes) hizo de lo más gozosa la experiencia. Todavía recuperándonos de la sesión de Ángel Molina, quien treinta años después de cerrar la primera edición puso el broche final al aniversario, ya tenemos marcados en la agenda los próximos 13, 14 y 15 de junio de 2024. Para entonces, más y mejor.
2manydj’s invite Peach & Tiga
Antes de que el Village se impregnara de poppers con Horse Meat Disco y Prosumer, los hermanos Dewaele compartieron durante dos horas y media cabina con el canadiense Tiga y la británica Peach en un encuentro que dio todo lo que prometía: diversión y eclecticismo musical a raudales. Desde “Bizcochito” de Rosalía hasta la infalible “Work It” de Marie Davidson (claro está, pasadas por la batidora de Soulwax), el remix que Tepr firmó del “A cause des garçons” de Yelle en plena explosión del Tecktonik o, inclusive, la siempre a reivindicar “Qu'est-ce que vous voulez?” de The Amazing. La unión hace la fuerza. Y más cuando todas las partes implicadas se marcan el objetivo de hacer disfrutar al personal. Sergio del Amo
Aphex Twin
Imposible describir en palabras aquello que se resiste a ser parafraseado. El show de Aphex Twin es un milagro digital, una materialización escénica del potencial artístico (y sonoro) del glitch y, sobre todo, un intento por convertir, a través de una electrónica impresionista, la pista de baile en campo de pruebas. Así ha sido siempre y así continuará siendo pasen los años que pasen. Melodías y ritmos son elementos a desenterrar de entre un mar de ruido y píxeles que llevaron al público a una hipnosis epiléptica (aquello entre el sueño y el ciberespacio). Un recital imposible (e histórico) de canciones que aún no existen de la mano de un artista que se autoproclamó un error del sistema. Daniel Grandes
Bad Gyal - Foto: Schlaepfer Fernando
Bad Gyal
¡Ha vuelto, zorras! Contar la historia del Sónar, también es contar la historia de Bad Gyal. De su primera actuación en el metro, al prime time de la noche del sábado. El pussy que 'mana', y ahora la imagen del verano de Estrella Damm, volvió a casa para presentar su show “La Joia”, adaptado al formato festivales. Con algún problema técnico en pantallas y pausas en negro algo largas, pero con un público absolutamente devoto, dio un concierto no skips con su inconfundible presencia de diva. Jamás los asistentes del Sónar habían recitado con tanta energía, y sin fallo alguno, una canción como “Fiebre”. Eva Sebastián
Charlotte Adigéry & Bolis Pupul
Teniendo en cuenta que previamente Bradley Zero, de Rhythm Section International, y Moxie, de NTS, pusieron patas arriba el Village (terminaron la sesión con “You Make Me Feel (Mighty Real)” de la leyenda disco Sylvester), Charlotte Adigéry & Bolis Pupul no lo tenían muy fácil que digamos. Pero con lo que pocos contaban era con el carisma innato del dúo y, sobre todo, la retahíla de temazos que aglutinaba su debut del pasado año, “Tropical Dancer”, coproducido por los propios Soulwax/2manydjs. Ataviada con un vestido y unas botas plateadadas que hubieran hecho las delicias de Grace Jones, Charlotte no paró quieta ni un segundo sobre el escenario y se ganó al público desde los primeros compases de “Blenda”. Pueden darse por satisfechos: gracias a lo bien que sonaron en vivo “Ceci n’est pas un cliché” o “It Hit Me”, estamos convencidos de que las reproducciones de su álbum subieron como la espuma esa misma noche. Sergio del Amo
Eric Prydz
El DJ y productor sueco ha conseguido algo que parecía imposible: destronar a The Chemical Brothers como los reyes de los visuales. Su ambicioso show holográfico estrenado por primera vez en 2018, “HOLO”, se ha hecho de rogar en España. No obstante, una vez disfrutado en vivo, podemos confirmar que todas las alabanzas que se han escrito sobre él son ciertas. Por sus mastodónticas pantallas se pasean fumigadores que expulsan humo a las primeras filas, astronautas, puertas interestelares, una ballena, ojos cyborgs, láseres por doquier… y todo sincronizado a la perfección con canciones como “Pjanoo” u “Opus” que, como era previsible, reserva para los minutos finales. Un consejo para quienes vayan a verlo en el futuro: cuanto más lejos del escenario te sitúes, mucho mejor. Sergio del Amo
Erika de Casier
Una de las mejores cosas de ir a un festival es descubrir a esos artistas que hacen que sus discos crezcan de manera estratosférica en directo. El caso de Erika de Casier con “Sensational” fue uno de esos. Con una presentación minimalista y etérea sobre el escenario, nos abrazó a todos a través de su voz cálida y envolvente entrelazada con melodías R&B o bedroom drum&bass (si es que existe algo así), para dejarnos a todos con la boca abierta. Eva Sebastián
Fever Ray - Foto: Martini Ariel
Fever Ray
¿Alguna vez os habíais planteado cómo sería un aquelarre alienígena? Bien, pues eso es lo que presenciamos en el concierto de Fever Ray durante la jornada del sábado. La mitad de The Knife se plantó, junto a sus dos coristas, un traje blanco y más pelo que en la portada de su último disco, para trasladarnos a un universo absolutamente mágico, desconocido, pero sin duda hipnótico. La presentación de “Radical Romantics” fue un viaje absolutamente sorprendente para fans y curiosos. Eva Sebastián
La Zowi
Con sólo cuarenta minutos de set, La Zowi dejó más que claro porque es “La Reina Del Sur”. Con un SonarCar a rebosar, Mark Luva a las bases y cuatro bailarinas coreografiadas de forma orgánica, la madre de las duras nos dejó a todos con el culo al aire. En su oscurísimo club quizás no hay tiempo para el amor, pero sí para una feminidad increíblemente violenta y facturar temas como “Bitch Feka”, “Sugar Mami”, “La 9”, “Matrix”, “Filet Mignon” o un cierre frenético con el remix de “Smartphone”. Queda claro dónde te saca la leche, ¿no? Eva Sebastián
Little Simz
La rapera británica vuelve a Barcelona ante un público que, por momentos, parecía no merecerla. La última noche del Sónar dió cobijo a una presencia indiscutible en un recital polifacético preocupado por reivindicar la omnipotencia del rap (y, por supuesto, la de Little Simz). Nadie ni nada se quedó fuera de esta masterclass vocal que supuso un destilado oasis en un festival amante de la performance. Y sí, la excepcional “Gorilla” se confirma en directo como uno de los mejores temas de rap de la última década. Daniel Grandes
Lorenzo Senni
Con el logo de su nombre detrás a la manera de los grandes festivales de progressive o trance empezó su sesión sin grandes estruendos. Lo suyo fue un crescendo continuo pero no excesivamente pronunciado. Precisamente la base de sus composiciones son el trance y la música rave, eso sí, desposeyendo estas sonoridades de su sentido progresivo y anulando cualquier rastro de drop. El set del italiano pivotó alrededor de su último álbum “Rave Voyeur”, uno de los discos más estimulantes que haya publicado Warp últimamente. La calidez supuestamente intrínseca de la electrónica de Senni es fruto de la aplicación de melodía. La selección que compuso su sesión desprendía una fuerte pulsión explorativa, como el que observa o es observado durante una fiesta rave, muy en concordancia con el título de su último disco. Lluis S. Ceprián
Mareo: Chico Blanco b2b 8kitoo
El mano a mano de Chico Blanco y 8kitoo se proclamó como la cara B (o incluso C) de la clausura del Sónar en una sesión sin miedo a defender, justamente, que “el Sónar ya no mola”. Refugiados en la intimidad de la habitación de terciopelo rojo, la pareja diseñó un entramado de “danz musik” hipnótico y alquímico donde el beat parecía nunca estar lo suficientemente alto. Sin necesidad de hits ni extravagancias visuales, las texturas y complicidades de este punto y final alternativo coronan al DJ set de Mareo como uno de los más destacados de esta edición. Daniel Grandes
Marina Herlop
A veces cuesta creer que, en nuestra propia casa, se pueda hacer música tan excepcional como la que hace Marina Herlop. La catalana, luciendo unos moños y un vestido que parecían sacados directamente de un personaje de anime, le dio vida sobre el escenario a su último disco, “Prypyat”. Le acompañaban una corte de músicos donde se incluía la flauta travesera, las castañuelas o las chicas de Tarta Relena. Con una voz delicadísima que entonaba melodías que parecían sólo poder existir en su cabeza, y arreglos hechos con la delicadeza de la orfebrería, ganó adeptos a cada minuto que pasaba. Eva Sebastián
Oneohtrix Point Never
Aunque Daniel Lopatin se codee con estrellas como The Weeknd (en 2020 produjo dos temas de su aclamado “After Hours” y, al año siguiente, ejerció de director musical cuando actuó en el medio tiempo del Super Bowl), el productor y compositor sigue siendo fiel a sus raíces. De hecho, el espectáculo que presentó en el festival, llamado “Rebuilds”, fue algo así como una celebración de sus casi dos décadas de trayectoria. Añadiendo a medida que pasaban los minutos más y más capas de ensordecedores sintetizadores y efectos alucinógenos, el estadounidense rescató temas de su debut “Betrayed In The Octagon” (la pieza titular y “Laser To Laser”), “Russian Mind” (“Time Decanted”), su aclamado “Returnal” de 2010 (“Where Does Time Go”) o, entre otros, el EP “Transmat Memories”. Decenas de personas abandonaron el SonarHall en busca de algo más bailable, pero quienes permanecieron en las primeras filas no osaron ni pestañear. Sergio del Amo
Ryoji Ikeda
La suya fue una de las comparecencias más solventes de toda la jornada. Después de una introducción en la que la protagonista fue una nota sostenida que rozaba el infrasonido, los glitches empezaron a brotar, generando un torrente de ritmos quebrados. Hacía diez años que el creador sonoro japonés no pasaba por Barcelona, y, esta vez, lo hacía para presentar su último espectáculo, “ultrasònics”. Ikeda propuso un espectáculo total, ideado desde el sonido, la luz estroboscópica y las imágenes de video con gráficos en alta definición, con el objetivo de crear un ambiente hipnótico. Por momentos a una velocidad y contundencia del beat que lo aproximaba al techno, algunas veces, al electro vintage conectando directamente con la Yellow Magic Orchestra; otras, incluso viraba hacia sonidos industriales más pantanosos, así como también hacia el dark ambient. Lluis S. Ceprián
Toccororo - Foto: Martini Ariel
Shygirl
Para Shygirl, pisar el escenario del Sónar parece sentirse como caminar por el pasillo de su casa. La cantante, siempre entre el hyper y el pop, toma el papel de maestra de ceremonias en una rave lo-fi que, mientras cita a lo alucinógeno de Gaspar Noé, reivindica una paradójica privacidad rodeada de espejos (y miradas). Lo brumoso y atmosférico de su “Nymph” contrasta a la perfección con la naturaleza rebelde y agresiva de “ALIAS” en un show del que todo el mundo parecía querer llevarse un trozo a casa. Daniel Grandes
The Blessed Madonna
La estadounidense, a decir verdad, se marcó una Boiler Room queer en el festival. Respalda por una corte de bailarines, drag queens y alguna que otra asistenta etílica que fichó entre bambalinas, ni el mismísimo Kiddy Smile quiso perderse esta cita de house despreocupado en la que “New Bottega”, de Azealia Banks y Torren Foot, convivió con clásicos intocables de la talla de “The Man With The Red Face”, del maestro Laurent Garnier. ¿Hemos visto mejores sesiones de The Blessed Madonna en anteriores ocasiones? Sí. Pero hasta en sus días menos memorables, ella cumple con nota. Sergio del Amo
Toccororo
Si alguien esperaba empezar suave la jornada del sábado, espero que no se pasara por el show de Toccororo. Si ella venía a darlo todo, tú también. Luciendo peluca de muñeca rara, su electrónica latina oscura, mezclada con ballroom y jersey club, lo llenó todo. Nuestra DJ nacional emergente, y con más proyección internacional, demostró (acompañada para la ocasión de dos bailarines) por qué un dominio exquisito de la controladora no tiene que ser aburrido, ni tampoco estar reñido con servir los pasos más duros de la cultura vogue. Eva Sebastián
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