La fuerza de las noches llenas de folclore
ConciertosSoleá Morente

La fuerza de las noches llenas de folclore

8 / 10
Noemí Valle — 24-10-2022
Fecha — 21 octubre, 2022
Sala — Sala Cool, Madrid
Fotografía — María Alfonso

El viernes 21 de octubre, Soleá Morente se subió al escenario de la sala Cool de Madrid, donde el público esperaba impaciente el pistoletazo de salida de aquella prometedora fiesta. Una noche memorable en la que la artista no solo consiguió un sold out, sino también un descargue colectivo de adrenalina y euforia. Una velada, en definitiva, llenita de música y arte.

De Soleá Morente me fascina la mezcla del “quejío” con la juerga, los aires de pop entremezclados con el flamenco. La tradición fundida con sonidos electrónicos. Las palmas y los sintetizadores. La facilidad de encajar en una canción, letras de un folclore emocional superlativo con frases más frescas y tintineantes, aderezar todo con el mix de los géneros y conseguir que cuaje a la perfección. Es algo que no solo te obliga a escuchar en bucle ciertos temas, sino que te impulsa a la pista de una sala para empaparte del directo de la artista.

Canciones como “Fe ciega” tuvieron su aparición estelar dentro del show, un tema cargado de fuerza y frases brillantes entre las que se escuchaba salir con más ímpetu de la boca del público el estribillo categórico: “¿cómo sobrevivir si todo lo que veo me recuerda a ti?”. Luego llegaron los aires de rumba que regalaron la vista panorámica de una sala siguiendo las directrices de la canción y una Soleá Morente poseída por el ritmo, agitando la coleta en el aire con un arte incomparable. Un instante inestimable.

Llegó entonces el turno de “Coca-Cola”, con ese sabor a feria aliñado con palabras ácidas, que celebramos por todo lo alto. Un temita lleno de palmas y desamor, la receta que da forma a los himnos. Nos supo a verano infinito poder agitar las manos mientras la voz del público se solapaba con la de la artista cantando: “Este mal fario que arrastro, bien que lo he ido buscando. Hemos vivido un delirio, que se nos fue de las manos”. Los cuerpos parecían poseídos por el folclore, implorando jaleo sin paralizarse ante el sarcasmo de las estrofas: “tú no tienes la culpa, ni yo te culpo”. Letras que encajadas en cualquier otro ritmo nos hubieran hundido y que con ese flamenquito terapéutico nos resultaron sanadoras.

Tras varios aplausos encadenados se colaron las primeras notas de “No pensar en ti”, esa canción en la que Soleá Morente explica a la perfección la construcción de una máscara con la que enfrentamos al mundo cuando creemos que éste se nos desmorona. La sonrisa inquebrantable para evitar dar explicaciones incómodas, para no ser redundante, reiterativa: “simularé que soy feliz, la procesión irá por dentro”.

Fue “Baila conmigo” la encargada de cerrar la noche. La canción perfecta para poner el broche de oro a la fiesta. Adrenalínica, buenrollera, un chute de alegría condensado en 4 minutos en los que no paramos de saltar y mover el pelo. “Siento si te he ofendido, pero cuando me hablas solo oigo un zumbido”. Un ritmo magnético que nos dejó atrapados en la pista, celebrando una velada que se quedará incrustada en nuestro recuerdo para siempre.

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