Este domingo 7 de julio teníamos una cita a ciegas con la música como principal protagonista. Como de costumbre con el ciclo Sofar Sounds, del evento solo sabíamos la hora y que todo estaría cuidado con mimo para poder vivir una experiencia inclusiva e íntima. Así fue. De ello se encargaron dos jóvenes promesas del panorama musical: la andaluza Mavica y los catalanes Urfabrique. Pero si hasta ahora se trataba de conciertos de tarde, esta vez la apuesta ha sido por los vermuts musicales, unos vermuts que apuestan por la proximidad y la autenticidad que comparten los artistas participantes, el ciclo y la marca que los respalda.
Para todos aquellos que no lo sepan, Sofar Sounds ya lleva unos años organizando este tipo de eventos por todo el mundo, en el que la música se eleva como la principal protagonista de la velada pero no la única. También es importante encontrar una localización peculiar que añada un toque de personalidad al evento, y que garantice la proximidad entre los artistas y el público. Además, parte de la magia reside en que los asistentes, que han logrado la codiciada invitación a través de la página web de los organizadores, no sepan qué grupos van a presenciar.
Todos estos condicionantes marcaban la previa de la cita que Sofar Sounds Barcelona nos había preparado para la tarde de un domingo relajado para superar de la mejor forma posible la hiperactividad festivalera. Para darle mayor solidez a la propuesta, Cinzano se ha sumado a la iniciativa, con lo que las condiciones han dado un nuevo paso adelante en calidad. Un aviso vía móvil nos desvelaba que la ubicación elegida era un pequeño almacén centenario de los que ya empiezan a quedar pocos en el Poble Nou de Barcelona. La localización que contaba con dos espacios: un patio al aire libre acondicionado con alfombras y cojines, en el que se desarrollaría la primera de las actuaciones, y una sala cuidadosamente ambientada para que se desarrollara el segundo concierto y que, a la postre, nos salvaguardó de la típica tormenta veraniega que se estaba gestando. Solo entrar en el patio, el primero de los obsequios: Cinzano servía el vermut, la banderilla y las patatas para que la velada acabara por redondearse del todo. Y si la marca se ha sumado a estas experiencias musicales inimitables, nacidas en 2009 con la intención de organizar conciertos íntimos y cien por cien reales, es por su apuesta por los proyectos auténticos y genuinos, por los eventos en los que el corazón y la música vayan cogidos de la mano y le hablen al público de tú a tú en ambientes de proximidad.
Tras una breve presentación en la que nos explicaron la filosofía con la que se cimentaron las Sofar Sound en todo el mundo, de entre el público se levanta decidida una joven morena que se cuelga la guitarra acústica y se presenta como Mavica. Una de las premisas de estas sesiones es que no haya escenario ni barreras que pueda interponerse entre la música y el público. La idea es buscar una proximidad que refuerce la experiencia, para lograr que la correa de transmisión entre el artista y los asistentes sea algo casi físico. Eso se dejó notar cuando la cantautora empezó a desplegar sus canciones en inglés, aupadas por una dulce voz de amplio registro, con la que incluso trazó filigranas en los temas extraídos de su reciente Ep “Gone”. Canciones que nos fue presentando una a una, explicando en parte las historias que las inspiraron. Y es que esa también es una de las premisas de las Sofar Sound: lograr que el ambiente relajado y distendido propicien el diálogo con el artista y que este sea capaz de mostrarse en toda su pureza.
Urfabrique
Los nubarrones se cernían cada vez más negros sobre la ciudad y, ante la presencia de los primeros goterones, nos trasladamos todos al interior del segundo de los espacios en el que Mavica finalizaría sin microfonía y a pelo, la última de sus canciones. Unos minutos de descanso obligados para preparar el set del segundo grupo, y ya estaba todo listo para disfrutar de Urfabrique, dúo catalán formado por Pau Mendieta y Javi Morales que ya lleva un tiempo en activo. Presentaban su larga duración “Pictures And Shapes Of Our Mistakes”. Lo hicieron con clase y muchas ganas de agradar, desplegando además con sorprendente facilidad su electrónica de salón que adquiría matices que iban del funk al soul, pasando por el house. Temas como “Sunny House” o “Walls Be Build” lograron la implicación total del público que les arropó haciendo palmas, y que acabó irremediablemente de pie para bailar unos temas que se volvieron imposibles de saborear sentados. A todo ello cabe sumar que su vocalista, Javi Morales, supo lidiar muy bien con la experiencia de tener al público tan cerca, mostrándose muy próximo y embelesándonos con una voz profunda muy adecuada para el soul que, de vez en cuando, acompañaba con la flauta travesera logrando un precioso efecto aupado sobre los matices electrónicos que su compañero, el productor Pau Mendieta, iba tejiendo con su secuenciador y su guitarra eléctrica.
Poco más que añadir. Tan solo agradecer a Sofar Sound y a Cinzano la oportunidad de poder presenciar y en primera persona una experiencia tan agradable que pone la música en el centro sobre lo que orbita todo y animaros a todos a permanecer atentos a las citas que nos tenga deparadas Sofar Sounds a través de su página web. Quizás seas tú la próxima vez uno de los elegidos.
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