Bajan las luces, la música de “Tiburón” anuncia el inminente mordisco, Sôber están en Zaragoza para comprobar el sabor que tenemos después de haber ingerido “Synthesis” (Zero, 01). Abrieron con “Versus”, el primer tema de su último trabajo, demostrando desde el principio la maestría con la que Sôber se desenvuelven en discursos oscuros y pausados, en grandiosos medios tiempos capaces de enajenar a una sala a medio llenar. La actitud de la banda no dejó lugar a reproches, son músicos de local, de horas de trabajo, y su directo así lo prueba. Lo que el grupo manufactura sobre el escenario es compacto e incisivo, un sonido potente y una voz entera. “Vacío”, “Esfera” o “En El Espejo” llenaron de desasosiego una sala rendida sin condiciones a la honestidad del oscuro cuarteto. Discutible la introducción que hicieron de “Caída Libre”, en la que Carlos condenó el suicidio. No todos tenemos la capacidad de transformar en algo bello el dolor que, a veces, puede provocar la vida. No es el caso de la banda, que se nutre del lado menos festivo de la existencia para crecerse a nivel lírico y compositivo. La sorpresa de la noche llegó con la versión que hicieron de “United”, rindiendo homenaje a Judas Priest antes de dejar el escenario al que volverían para dejarnos los tres últimos temas de la noche. Sôber, aprovechando el nombre de la sala, nos dedicaron el final del concierto; “Loco” puso el punto y final a poco más de una hora de espectáculo. El número de copias vendidas de “Synthesis” puede orientar a un público indeciso que capitula después de aguantar la respiración viendo lo que Sôber son capaces de ofrecer.
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