Rebelión
ConciertosSkunk Anansie

Rebelión

9 / 10
Sergio Martínez — 27-03-2022
Empresa — Last Tour
Fecha — 17 marzo, 2022
Sala — Santana 27 (Bilbao)
Fotografía — Sergio Martínez

Aún no se habían apagado los ecos del fabuloso concierto que The Baboon Show y Niña Coyote eta Chico Tornado habían ofrecido seis días antes en el mismo escenario (crónica aquí), cuando estábamos de vuelta en la Sala Santana 27 de Bilbao. La cita, además, prometía (de nuevo). Skunk Anansie, una de las bandas más impactantes del rock (así, sin apellidos, porque probablemente le queden bien todos) surgidas a mediados de la década de los ’90 de la pasada centuria, reiniciaba la gira de celebración del 25º aniversario en la capital del mundo. Bien es cierto que se trata de un cuarto de siglo contado de aquella manera ya que, crisis sanitaria y aplazamientos aparte, hay que recordar que el cuarteto estuvo inactivo durante ocho años a principios del siglo XXI.

En cualquier caso, siempre es interesante comprobar in situ cómo ha tratado el tiempo a una banda exitosa, arrolladora, activista y liderada por una frontwoman como Skin. No íbamos a tardar en descubrirlo. De entrada, sin haber hecho acto de presencia ninguno de los componentes de la banda, la primera sorpresa. Una voz en off declamaba “All animals are equal, but some animals are more equal than others”, o lo que es lo mismo, “Todos los animales son iguales, pero algunos son más iguales que otros” frase incluida en la legendaria obra imperecedera de George Orwell, “Rebelión en la granja”.

Tras unos segundos de incertidumbre, mientras luces y sonido entraban en acción y los músicos tomaban posiciones, Skin irrumpió sobre las tablas del escenario con toda la fuerza reivindicativa de un tema como “Yes, it´s fucking political” y un atuendo de lo más llamativo, como podéis observar en las fotografías. Intensidad, presencia y potencia. La figura de Skin impresiona cuando la tienes a apenas dos metros de distancia, aunque tu cometido en ese momento sea retratarla. ¡Quién diría que tiene 54 años! Tampoco había mucho tiempo para regodearse, porque el cuarteto (bueno, el quinteto, aunque de eso hablaré más tarde) enseguida atacó con otro clásico, “And here I stand”, de su álbum debut de 1995 “Paranoid and sunburnt”, del que cayeron otros cuatro temas a lo largo de la velada.

“Because of you”, que marcó el momento en el que la cantante decidió quitarse lo que quiera que fuese que llevaba en la cabeza, fue el último corte que presenciamos en el foso. En realidad, los detalles y el sonido se aprecian mejor con cierta distancia, así que realmente es una suerte. Una cosa estaba clara hasta el momento: la voz de Deborah Anne Dyer está en un momento espectacular y los músicos que la acompañan desde siempre se muestran, como mínimo, al mismo nivel.

“I can dream” se convirtió en un trallazo metalero antes de que la vocalista empuñase una guitarra electroacústica para interpretar uno de los temas más coreados de la noche, “Weak”. ¡Qué delicia disfrutar de esa portentosa voz con esa nitidez! “Beauty is your course”, de su disco de 2016 “Anarchytecture”, tomó el relevo antes de volver a mediados de los '90 y hacer las delicias del personal, que estaba con ganas de fiesta, con “Twisted (Everyday hearts)” que es un tema que definitivamente se presta a ello. Todo el mundo disfrutaba saltando y bailando y Skin invitó a su corista, Erika Footman (no olvidéis este nombre) a participar del jolgorio desde primera fila. Y vaya si lo hizo, aunque en un primer momento le diese reparo.

En “My ugly boy”, otro de los temas de la velada y que mantenía el tono festivo y contundente, Skin se colgó una guitarra eléctrica que, en realidad, no tocó demasiado. Llegaba el turno de “Can't take you anywhere”, un tema que precisamente veía la luz ese mismo día. Así que se prepararon varias cosas. Por un lado la cantante nos avisó que alguien del equipo iba a grabar durante esa parte de la actuación. De repente, la iluminación cambió a un color ocre como el de la calima que habíamos sufrido días atrás. Y mientras todo esto ocurría, Mark Richardson, el baterista de la banda, se calzó una máscara de cerdo en la cabeza, como la que estaba dibujada en el bombo de su batería con el número 6. Todo empezaba a cuadrar. A todo esto, un tema muy bailable que mantenía el nivel de disfrute de la concurrencia en lo más alto.

El momento de dar un respiro (relativo) al personal tenía que llegar y llegó. La balada con intenso in crescendo “100 ways to be a good girl” dio paso a la discotequera “Love someone else”, donde Erika Footman volvió a ser protagonista. El rock rabioso de “I believed in you” y algo más melódico de “God loves only you” nos introdujo en una zona valle del concierto, no porque sean malos temas, ni mucho menos, sino porque hasta ese momento el nivel prácticamente no había decaído.

“Hedonism (Just because you feel so good)”, otro de sus primeros temas, activó al público a pesar de ser una balada. Footman, que para entonces ya era para mí la reina de la noche debido a su versatilidad (lo mismo cantaba que bailaba, tocaba el teclado, percusión o lo que hiciera falta, y todo impecablemente), utilizó la pandereta y las maracas en esta ocasión. Y ojo, porque tampoco es una recién llegada. En su currículum figuran tres discos en solitario, girar durante tres años con Mika y participar con Skunk Anansie en diferentes momentos (incluso en estudio) desde 2012, entre otras muchas actividades, como ser profesora vocal de la Academy of Contemporary Music desde hace casi 13 años.

En “Without you” Skin volvió a hacer uso de la guitarra eléctrica aunque también dibujó con sus manos un corazón dirigido a un público que devolvió el gesto. “What you do for love” convirtió la Sala Santana de nuevo en una pista de baile mientras que “This means war” recuperó la vertiente más metalera de la banda. Se acercaba la recta final de un concierto antológico, por actitud, intensidad, atmósfera y repertorio y, llegados a este punto, no iban a estropearlo. Se sucedieron “Intellectuallise my blackness” y “Tear the place up”, donde sacaron un bombo con ruedas y ligeramente inclinado que bien podía haber sido un foco para llamar a Batman. Skin dio buena cuenta de él.

El último corte fue “Charlie Big Potato” en el que Deborah volvió a regalarnos una interpretación vocal espectacular, enérgica y pasional con unos gritos desgarradores que literalmente ponían los pelos de punta. Martin Ace Kent,que llevaba una camiseta en la que se podía leer “Punk fucking Rock” se sumó al fin de fiesta con un solo para el recuerdo. Lo cierto es que no he mencionado tampoco a Richard Cass Lewis, que realizó un trabajo sensacional al bajo durante todo el concierto, como el resto de sus compañeros.

Si el concierto hubiese terminado ahí no hubiese pasado nada, la sensación hubiese sido la misma. Pero quedaban los bises. Después de veinte temas Skin se dejó la chaqueta verde con hombreras en el camerino y comenzó a cantar los primeros versos de “She's my heroine”. Del mismo disco “Stoosh” (1996)” es “Brazen (weep)”, otra precioso corte con un estribillo tan melódico como contenido y unos arreglos orquestales increíbles. ¡Qué temazo!

Lo cierto es que de rock íbamos sobrados pero la banda decidió darse un homenaje tras presentar a todos los componentes y sorprendió con el “Highway to Hell” de AC/DC, antes de finalizar otra velada histórica (y ya van unas cuantas solo en el mes de marzo) por todo lo alto con “The skank heads”. Al contrario que en la obra literaria de Orwell, esta función sí tuvo final feliz, aunque es evidente que todas las bandas de rock son iguales, pero algunas son más iguales que otras, como Skunk Anansie.

Un último apunte. El debutante quinteto indie norirlandés The New Pagans, al que no conocía, abrió la noche aunque no pude ver su actuación completa por un problema con la verificación de la acreditación. Durante los tres temas que pude presenciar, me pareció una banda indie compenetrada, con ciertos ramalazos rockeros, que alterna voces femeninas y masculinas de manera muy interesante. No sé si es el grupo adecuado para abrir las actuaciones de Skunk Anansie, pero dio la impresión de que al público le agradaban los temas de su único álbum hasta la fecha, “The Seed, The Vessel, The Roots and All” y, desde luego, es una ocasión única para darse a conocer por toda Europa que, me da la impresión, está aprovechando.

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