La primera edición del Pirata madrileño, con sold out de entradas, atrajo a un buen número de grupos con un claro protagonista: Ska-P y su despedida (por el momento) de los escenarios ante su gente.
Aún les queda un concierto, el que tendrá lugar en el festival Extremúsika este viernes 13, pero Ska-P anunciaba este concierto del Pirata Fest cómo su gran despedida momentánea de los escenarios. Quizá porque era ante su público, el madrileño. Un público al que no le ofrecía un concierto desde 2019. Por eso era un concierto especial tanto para la banda como para el respetable. Y una vez finalizado podemos confirmar que superaron con creces todas las expectativas. El grupo vallecano ofreció una verdadera sobredosis de energía y baile ante un abarrotado Auditorio Miguel Ríos que aceptó la apuesta y disfrutó como si fuese la última cada una de las canciones del concierto. Desde la primera, “Jaque al rey”, hasta la última “Como un Rayo”.
Entre medias el grupo hizo un extenso repaso de su sobresaliente discografía, donde no faltaron títulos como “El hombre resaka baila ska”, “Cannabis”, “Romero el Madero”, “El gato López”, “Mis colegas”, “Ni fu ni fa”, “El vals del obrero”, “Niño Soldado” o “Colores” (en donde colaboró Alizza, hija de Pulpul). Y es que Ska-P lleva casi treinta años creando canciones que se han convertido ya en himnos imborrables de nuestra memoria. Canciones que para muchos de nosotros son parte de nuestra infancia y juventud, ya que fueron precursores de un sonido, el ska, que apenas existía en aquellos momentos en España. Hoy, podemos decir con certeza que es el mayor grupo de este género que ha habido nunca aquí y uno de los mayores a nivel europeo, pues allá donde van abarrotan escenarios y son considerados leyendas de la música ska. De ahí la importancia de este concierto. La única buena noticia: que no será un parón definitivo, sino que parece el clásico descanso para recargar fuerzas y refrescar ideas.
Y muchos se preguntarán: ¿pero fue Ska-P el único concierto que hubo en el festival? No, otras importantes formaciones como Trashtucada, Sons Of Aguirre, Nativa, LDS, LCDM, Zoo, Envidia Kotxina, Reincidentes, Boikot, EUKZ y Narco también pasaron por el escenario de Rivas, pero el día que anuncien un parón ya les dedicaremos media crónica también. Por lo pronto la presencia de estos grandes grupos, algunos con décadas de carrera ya, nos muestra el buen estado de salud que atraviesa la escena punk-rock. Es verdad que se echa de menos que salgan nuevas bandas que hagan saltar la banca, pero los que llevan toda la vida siguen manteniendo el listón muy alto. Con especial mención a una Soziedad Alkohólika que durante años han estado censurados en Madrid y que demostraron estar muy en forma.
Quince mil personas por día (lleno absoluto) contribuyeron a que el festival y las trece bandas que lo componían acabasen el evento con una sonrisa. Algo a lo que también contribuyó el buen clima. En un auditorio, el de Rivas, notablemente acondicionado para este tipo de eventos y en el que no se vieron fallos ni inconvenientes técnicos. Sólo bailes, reivindicaciones y buena música.
Y todo esto ocurrió en un fin de semana en el que Palestina vuelve a ser masacrada por el ejército israelí, una cuestión que obviamente se entrometió en casi todos los conciertos del festival con todo tipo de proclamas. Porque afortunadamente el rock nacional sigue manteniendo conciencia.
El primer festival Pirata que se celebra en Madrid fue todo un éxito a nivel musical. Y quedará grabado para siempre en la retina de todos aquellos que a finales de los noventa descubrieron qué era aquello del ska-punk.
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