Single, nuevos interrogantes

La mejor noticia de la presentación de “Monólogo interior” es que tocaron diez canciones del álbum y el concierto no se resintió. Y no era fácil, porque se trata de un trabajo complicado, introspectivo y en el que a menudo los experimentos acaban en naufragio. Aquí, en el formato habitual del grupo en directo (con Anti y Joan Vich secundando a Teresa Iturrioz e Ibon Errazkin), los temas ganaron en frescura y agilidad, aunque queda la duda de si lo hicieron en parte por verse rodeadas de las siempre brillantes “Honey”, “Mi perrito librepensador”, “Pío Pío”, “Mr. Shoji” e incluso la propia “Gracias a la vida”, que en realidad es habitual de sus actuaciones desde hace tiempo.
En el haber de Single también está la virtud de manejar para la ocasión un repertorio muy bien elegido, con la instrumental “Monólogo interior” como sintonía de apertura, “Té chino” y “Señor invierno” asumiendo el papel de transición entre una etapa y otra, y “Posponías” como la más lograda expresión de la redoblada teatralidad pop de estas últimas canciones. No cuajaron de igual manera “Fotos” o “Todo cambia en un instante” (en este caso en un bis un tanto frío en el que también sonó su versión de “Cabeza cuadrada”, de Terry IV), pero sí “La ola”, “Oda a los negros” (ambas con un encanto que en el disco queda ahogado) y especialmente una acelerada “Pensamiento”, en donde Teresa -que cambió cuatro veces su vestuario, entre la lentejuela y un inclasificable traje plateado- exhibió un poderío inédito en su interpretación, análogo al que luego mostró en la recreación de “Vamos a casarnos” (Hidrogenesse), en un claro guiño al papel de Genís Segarra en este segundo disco.

En definitiva, prueba más que superada, si bien la sensación es que fueron los temas de “Monólogo interior” los que se acercaron más al espíritu inicial de “Pío pío” y no al revés, lo que abre nuevos interrogantes respecto al resultado de unas canciones que esta vez sí se vieron en un contexto favorable para demostrar su valía.