Sangre, sudor y sonrisas
ConciertosShame

Sangre, sudor y sonrisas

9 / 10
JC Peña — 20-03-2023
Empresa — Live Nation España S.A.U.
Fecha — 19 marzo, 2023
Sala — Nazca, Madrid
Fotografía — María Alfonso Gallego

Hubo un tiempo, y no sólo en la era original del punk o en los años frenéticos del hardcore, en el que nadie sabía lo que iba a pasar en un concierto de rock. El caos, lo imprevisible, era elemento fundamental del show y la gente lo tenía más que asumido. El catártico y formidable concierto que ofrecieron los londinenses en Madrid, recuperó sensaciones al respecto: ver al descamisado frontmant Charlie Steen encaramarse a la estructura de luces ante la mirada horrorizada del personal de la sala, o al bajista Josh Finerty partirse literalmente la boca tras una de sus cabriolas inverosímiles con las que culmina sus carreras por el escenario; o gozar visualmente con el pogo demente que montaron muchos valientes en los momentos más desatados, nos devolvió esas sensaciones preciosas: el punk en todas sus variantes -que no es más que el rock en su esencia primaria- era esto.

En una época en que se pretende controlar y reglamentar todo -plan, por cierto, abocado al fracaso más rotundo, como siempre les ha sucedido a los domesticadores de humanos- lo que proponen Shame en cuanto a auto-inmolación agarrando al público de la pechera, no tiene precio. Supongo que hasta al dolorido bajista, que se pasó buena parte del concierto con un esparadrapo en la comisura de los labios y expresión noqueada, le compensa sobradamente. Al menos, mientras el fuego de la juventud acompañe.

Se habían encargado de calentar la tarde They Hate Change, consumado y personal dúo de hip hop de Florida que convenció con media hora de rimas y una energía también cruda, pero muy alejada estilísticamente de lo que practican los británicos. Un acierto, naturalmente, buscar como telonero a alguien que no sea un pálido clon del artista principal.

Shame irrumpieron con la ferocidad angulosa de “Alibis”. Es decir, a muerte. Su gran baza es recuperar la energía primaria del hardcore combinándola con elementos muy británicos (del post-punk al pop) y ciertos apuntes cerebrales que nunca comprometen la frescura de las canciones. Es como si hubieran puesto de acuerdo a Fugazi con XTC. Todo les fluye con prodigiosa naturalidad, gracias a la química que derrochan, el compromiso total con lo que hacen y su pericia como instrumentistas. El jovial carisma de Steen ayuda. Y sorprende que el nivel de visceralidad que le ponen todos al asunto, por momentos de abrumadora intensidad, no vaya en detrimento de la impecable ejecución, por cara que le saliera su voltereta al tremendo e hiperactivo bajista.

Además, ahora pueden tirar de tres discos tan distintos como complementarios: de un primero en que todavía se buscaban (con temazos como “Concrete”, “Tasteless” o “Born In Luton”), de un segundo más cerebral (con aciertos en los márgenes del math-rock como “Snow Day”), y de un tercero en el que han encontrado su propio equilibrio y dinámicas de tremenda amplitud, como la de “Adderall” y “Orchid” -del cielo al infierno en segundos-, o gozando con el frenesí rítmico de su hit “Six Pack”.

Concierto tremendo, sí, pese a dos pecadillos: la falta de bis (que nadie les recriminó tras semejante despliegue de energía primaria) y prescindir de “All The People”, el maravilloso corte que culmina su reciente y magnífico “Food For Worms”. Poca cosa, si tenemos en cuenta que nos hicieron revivir la maravillosa sensación de peligro y descontrol eléctrico que debe acompañar siempre al rock en su versión más genuina.

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