Shabazz Palaces ofrecieron este domingo pasado un fantástico concierto en Dabadaba. Aunque quizá el término de concierto no se ajuste del todo a la experiencia a la que nos invitó Ishmael Butler y su “crew” de viajeros interestelares, como los definía Pitchfork en una reseña reciente. Aquello se asemejó sin duda más a un viaje astral con estaciones en las constelaciones de Sun Ra Arkestra, Funkadelic, Jpegmafia, Outkast, Dr Octagon, Cybotron, Herbie Hancock e incluso Laraaji (por nombrar a algunos de los artistas que se me pasaron por la cabeza en algún momento) que a una mera actuación e interpretación más o menos fiel de los temas de un disco.
Lo cierto es que, durante muchos momentos, todo el entramado sonoro parecía pender de un hilo finísimo y quebradizo que amenazaba con romperse en cualquier momento y hacer que el concierto descarrilase o acabase disolviéndose en el aire de algún modo. A pesar de que la inconfundible voz de Ishmael sigue siendo el foco y el sostén principal de la propuesta en sus últimos discos (“Robed in Rareness” - “Exotic Birds Of Prey”) adopta un tono cada vez más chamanístico e incorpóreo y etéreo, como si llegará de otra dimensión a través de un médium. Elige y dispersa con sabiduría los momentos de aparición, aumentando su efecto hipnótico al tiempo que permite cada vez más aire a los músicos que le acompañan para integrarse en un todo abstracto y multicolor.
La música de Shabazz Palaces se me antoja cada vez más libre. Diría incluso que cada vez es más fruto de la pura improvisación, y del esfuerzo colectivo. De hecho, Ishmael presentó al resto de músicos (batería, teclados, saxo, bajo, guitarra…) como una banda de (astro)funk y la importancia y el protagonismo que tuvieron a lo largo de la sesión resultó esencial para elaborar la propuesta.
Sin embargo, como decía, todo parecía pender de ese hilo, había una cierta sensación de peligro inestable que es el que a menudo precede a los descubrimientos más excitantes. Y el hilo no se quebró, y nos mantuvo durante la velada y el resto de la noche (al menos en mi caso) conectados con galaxias lejanas para traernos sus ecos. Quizá del mundo subacuático imaginado por el mítico dúo de Techno Drexciya o de Sun Ra emitiendo desde Saturno, o de tantas otras de un riquísimo imaginario Afrofuturista.
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