Caza invertida
ConciertosSexy Zebras

Caza invertida

8 / 10
Daniel Pose — 17-02-2025
Empresa — The Music Republic
Fecha — 15 febrero, 2025
Sala — Inn Club, A Coruña
Fotografía — Mattias MonsterKid

En A Coruña el fuego estaba encendido incluso antes de que Sexy Zebras salieran al escenario. Y es que se notaba que el público que abarrotó la sala llegaba con ganas de jaleo, con recinto rozando ya el lleno instantes después de abrir sus puertas. Ante un buen número de pelucas rosas en las primeras filas, y con gente quitándose todas las capas posibles ante la noche de sudor y música que tenían por delante, salían al escenario Gabi Montes y los hermanos José y Jesús Luna.

El escenario se quedó pequeño desde la primera canción, con el trío demostrando que habían llegado a la ciudad sobrados de energía. Para muestra, lo que pasó en los primeros compases, con una de las cuerdas del bajo sucumbiendo ante las embestidas de un Gabi que dejó claro que la noche iba en serio. No habían pasado ni cinco minutos y el caos habitual de los conciertos de los madrileños ya se había convertido en espectáculo. Es ahí donde se aprecian las tablas de un grupo que no ha parado de girar en los últimos años, sin que apareciera el más mínimo atisbo de nerviosismo ante el suceso y con la intensidad aumentando considerablemente.

Quizás para muchos sea descabellado decir que los Sexy Zebras son los Red Hot Chili Peppers patrios, pero es que la realidad es que son esa combinación perfecta entre agresividad y groove, entre irreverencia y virtuosismo. También por esa mezcla musical que manejan y que hace que temas como “Jaleo”, “Marisol”, “Mañana no existe” o “Tonterías” resuenen con tanta fuerza que los cimientos de la sala temblaron durante todo el concierto. En cualquier caso, es admirable su actitud sobre el escenario, en consonancia con un público igual de sobresaliente. Desde el mismo comienzo, las primeras filas saltaron y cantaron al unísono con todo el foso acompañando y moviéndose sin parar ni un segundo.

A pesar del desenfreno y de ese inicio tan intenso, los pogos aparecieron en los momentos adecuados, como si toda la masa allí presente hubiese ensayado para saber cuándo era momento de explotar y cuando había que rebajar tensiones. Todo lo contrario que la tónica habitual últimamente en muchos conciertos, en los que los pogos parecen forzados y hasta pueden llegar, por momentos, a resultar molestos. Un desarrollo en el que los Zebras demostraron que hace ya tiempo que dejaron de ser las presas para convertirse en cazadores.

Tomaron el control de la noche, sin pedir permiso, con ese poderío ya comentado de Gabi Montes, pero también con los riffs afilados de José Luna y la furia controlada de su hermano tras la batería. La caza se había invertido y el público ya se había entregado, sin condiciones, en una consecuencia hipnótica. Cuando parecía que todo estaba cerca de terminar llegaron los bises, en una sala que con cristales llenos de vaho y humedad palpable por el sudor provocado por la intensidad del concierto, pero con un público que sólo deseaba seguir con el ritual en el que estaba inmerso. A Coruña tenía ganas de marcha, Sezy Zebras se encargaron de saciar esas ganas a base de potencia y una actitud encomiable, en una noche para recordar capaz de evidenciar que las cebras están en la cima de la cadena alimenticia musical.

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