Los directos de La Raíz se han convertido en un secreto a voces que ha ido creciendo gracias al boca a boca, tras dejar en el respetable una huella imborrable de compadreo, fiesta y letras reivindicativas que no panfletarias.
Un directo arrollador, vital e intenso basado en la certera combinación de factores tan variados como el rock combativo, el rapeado más ragga, unas gotas de mestizaje pachanguero y, por encima de todo, mucho desparpajo. Además, todos estos ingredientes se potencian, gracias a la certera combinación de hasta cuatro cantantes que no paran de arengar al público y una sección de vientos que arropan y envuelven unos riffs de lo más clásico.
Un sonido rocoso que se ha ido cociendo a lo largo de una década de existencia, hasta conseguir en un disco como “Así en el cielo como en la selva” , un salto cualitativo digno de tenerse muy en cuenta con temas como la trepidante “Nuestra nación”, la más afro y ondulante “Dientes de león” o una “Parece Mentira” donde muestran su faceta más bailonga al modo de unos Fabulosos Cadillacs.
Pues bien, todo esto y mucho más lo pude certificar de primera mano en una repleta sala Apolo de Barcelona que se convirtió en una auténtica maratón de saltos, baile y disfrute. Un show rotundo que dejó exhaustos, pero felices a todos los presentes y que, una vez más, logró una de esas noches míticas de la emblemática sala barcelonesa. Ahora solo resta esperar para ver como, concierto tras concierto, La Raíz va creciendo en popularidad y peso dentro de la escena mestiza más roquera y combativa.
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