Scissor Sisters, al final de la cuenta atrás

Las tijeras no son sólo monopolio del gobierno, aunque los recortes generales que vivimos han llegado al público de esta noche en La Riviera. Pero como en todos los recortes de las empresas los que quedan son suficientemente entregados como para suplir a los que faltan.  Así que la “party” puede empezar.

El morbo de que esta puede ser la última gira de Scissor Sisters flota en el aire, quizás por eso las parrafadas son súper largas entre tema y tema y la falta de química Jake Shears y Ana Matronic es brutal, cada uno hace sus partes y ni mira al otro. La cosa se pone dura cuando ella agradece al público su entusiasmo diciendo que llevan dos meses haciendo, noche tras noche, el mismo show y si no fuera por ellos y su entusiasmo no tendría fuerzas para seguir.

Aunque no todo son parabienes a su público, en el tercer tema ya se queja Ana de que en los bolos no ven caras y brazos en alto de gente divirtiéndose sino camaritas e insta a que la gente guarde tanto móvil grabando y empiece a disfrutar del Show. ¡Zas! Ya solo por eso merece todo mi respeto.

En lo musical van a lo seguro aunque los temas de “Magic Hour” son un pastiche cercano al Elthon John más Disney y aburrido. Lastran un show que podría ser una fiesta loca en el mítico Studio 54 de New York. Jake Shears podría haber triunfado allí a lo grande con cualquiera de los modelitos que sudo durante el concierto. Los cambios de vestuario en él están plenamente justificados aunque solo sea por como suda desde el minuto uno. Increíble. Además como es consciente de su función de showman no para, salvo cuando le obligan a dar un paso atrás.

El público baila pero en las segundas filas se dedican a mover la patita y poco más. Aun así despega el bolo al final y estalla con ese extraño bis en el que repiten "Let´s have a Kiki" dos veces. ¿Alguien no se había enterado de lo que quiere decir Kiki por aquí? Pues con ver los bailecitos del final no queda ninguna duda.