San Miguel Primavera Sound, primera jornada
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San Miguel Primavera Sound, primera jornada

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26-05-2011
Empresa — Primavera Sound
Sala — Parc del Fòrum, Barcelona
Fotografía — Dani Cantó

Marcada por los problemas técnicos con el nuevo sistema de tarjetas monedero que ocasionaron problemas y desconcierto en las barras e indignación entre los asistentes, la jornada del jueves del San Miguel Primavera Sound consiguió una afluencia de público que ya deja entrever el éxito de público de esta edición del festival, y que no merecería ser recordada por motivos ajenos a lo artístico, aunque todo dependerá cómo pueda solucionarse la situación. Aunque por las noticias recibidas hace unos minutos, queda en suspenso el sistema de las tarjetas monedero y a partir de hoy se podrá pagar en efectivo en todas las barras. Además el dinero ya recargado serrá desembolsado en el propio recinto.

Seefeel provocaron mayores fílias durante los noventa o en sus inicios en Too Pure que a día de hoy, con la nueva encarnación dirigida aún por Mark Clifford y Sarah Peacock, formando parte de la factoría Warp, pero por mucho que eso sea así, no estuvo mal ver a un grupo que no sonaba cómo se supone que todo el mundo tiene que sonar a día de hoy.
De camino hacia otro escenario tuvo su encanto ver unos minutos de los noruego-polacos Kyst y su cándida forma de entender lo que fueron Akron/Family en sus primeros y más alocados momentos. Quizás algo más de público hubiera dado un empujón a una actuación que tuvo su gracia (algo que podría aplicarse también al concierto de Ty Segall en el escenario Jägermeister Vice). En el escenario principal, Of Montreal aportó color y más calor a la caída del sol, con la aparición constante de bailarines con coreografías tan dispares como lucha libre, crowd-surfing de hombres malla y muchas ganas de fiesta con su pop extravagante y bailable. Curiosamente, entre los conciertos más destacados y destacables de la noche estuvieron los protagonizados por varios de los veteranos del lugar. Grinderman y P.I.L. no fueron capaces de noquearnos o dejarnos sin aliento, pero cada uno a su manera, con Nick Cave y John Lydon al frente, ofrecieron conciertos con pulso y solidez. Ganaron Grinderman, esa formación rockera y áspera que ha dado a Cave alas de nuevo para sentirse vivo sobre el escenario. Como en su anterior visita a la Ciudad Condal, se llevaron al gato al agua con un set directo e interpretado como si eso de ser leyendas no fuese con ellos. Por su parte, Public Image Limited hubiesen conseguido una respuesta mucho mayor de haber sido programados en otro escenario. Poco pareció importarles y abrieron a caraperro con la canción que da nombre al grupo. A partir de ahí, clásicos y menos clásicos de un grupo que, tras el decaimiento del punk, puso muchas primeras piedras para muchos construyeran edificios sobre ellas.

Menos inspirados se mostraron Alan Vega y Martin Rev en la reinterpretación de su primer álbum. Sonaron brutotes, mucho más de lo esperado para unos músicos de su edad, pero también erráticos. Daba la impresión que ambos buscaban convertirse en el dúo más malcarado del Primavera Sound que por convencer a los asistentes de lo brillante de sus logros y sus canciones. Aunque para malcarados, Salem. El witch house les necesita en estudio, pero no tanto en directo. No se trata de que su actuación fuese un desastre total, pero sí quedó claro que la suya es una propuesta demasiado densa y oscura para desenvolverse con garantías en un festival a las dos de la mañana. Mientras eso sucedía en el escenario ATP, The Flaming Lips se daban un auténtico baño de multitudes, tirando de los clásicos recursos escénicos a los que ya nos tienen acostumbrados, dada sus reiteradas visitas a nuestro país. Sonaron cercanos a un sinfonismo progresivo de regusto clásico, solo alterado por la más bien escasa potencia vocal de un Wayne Coyne que sigue ejerciendo de maestro de ceremonias friki en temas ya clásicos  como "Yoshimi Battles..." o "Laser Hands". Poco antes de terminar Flaming Lips, también nos acercamos a Baths, quien a pesar de aparecer con una propuesta algo arriesgada para un directo -solo, con un micrófono y una mesa y un ordenador- consiguió animar a un menos agobiante escenario Pitchfork. Fusión de géneros y ritmos con el toque particular de la voz de Will Wiesenfeld, que a momentos recordó a una versión menos pastelosa de Owl City, y que facturó una actuación contagiosa y optimista. Y de nuevo toca correr para llegar al Llevant donde El Guincho apareció en un escenario mucho más ajetreado de lo normal. Coristas y bailarinas se sumaron al trío que, como siempre, consiguió hacer vibrar a todos los que continuaban en el festival, con hits como "Bombay" o "Fm Tan Sexy". Pelea de almohadas, besos erótico festivos y otros recursos no consiguieron eclipsar a Pablo Díaz Reixa y su propuesta colorista. 

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