Las noches madrileñas de conciertos entre semana en la sala El Sol son un clásico. Ha vuelto esa maravillosa rutina de acabar el día con unas cuantas cervezas, disfrutando de la música y bailando para resetear. Algora salió al escenario con esa inseguridad propia de un artista al que verdaderamente le gustaría hacer magia. Ese que no quiere decepcionar al público y, a pesar del paso del tiempo, sigue sintiendo una gran responsabilidad por defender sus canciones como se merecen. “A ver si me relajo porque estoy muy nervioso. Es una noche muy especial ya que presento mi último disco”. Inició la cita con “Días de nieve” potenciando toda esa luz intimista que tiene la canción y dejando que el resto de temas fueran abriéndose paso de forma natural entre la oscuridad de la noche. Enamoradiza llegaba “Marina” después, para seguir exponiendo el presente más inmediato de Algora. El público fiel acogió estupendamente las nuevas canciones en directo y, a pesar de no ser tan bailables, conectó con esos minimalistas y ambientales sintetizadores. “Si alguien quiere llevarse laurel para hacer lentejas aquí tiene y si no lo damos como si fuera merchandising”, bromeaba Víctor hablando del decorado del escenario y jugando con el resto de la banda sobre el escenario. Era evidente que quería romper el hielo cuanto antes, entrar en calor, quitarse la camisa y entregarse al baile.
“Los amantes de Magritte” se hizo grande entre el resto de propuestas de la cita. Ese bloque instrumental final elevó la noche hasta la posición que se merecía y encendió algo especial en el público que brotó en aplausos nada más terminar. A partir de ahí, todo parecía fluir de una manera mucho más relajada. “Este tema habla de la morriña que da cuando has estado en Berlín y tienes que volverte”, explicaba para introducir “Kreuzberg Blues”. Tras él, subía Valdivia al escenario para interpretar “Pódium”, el tema que da nombre al último disco. Víctor describía a la artista como “una de las voces más bonitas de la escena actual” y juntos consiguieron generar una atmósfera introspectiva y muy bella firmando el momento más emocional del concierto. Al terminar, tocaba bailar y sudar sobre las tablas recuperando su anterior álbum con “Disco mágico”, esa energía mucho más positivista, o “Estrella Fugaz” a la que definieron como “el tema favorito de Víctor de la historia por encima de cualquier otro”.
“Chicos transparentes” y vuelta al presente con “Liebre” para llamar a Megane Mercury a que se subiera al escenario después de haber iniciado el evento como telonero de Algora. Llegados a este punto, nos gustaría hacer una mención especial a navxja por ese precioso momento sobre las tablas que nos regaló junto a Megane al iniciar la noche gracias a una “Q tengo q hacer” sincera, triste, pero encantadora. “Ella es mi mejor amiga y es que a Víctor le gusta mucho nuestra canción simplemente”, decía Megane para introducir a la invitada. Volviendo a Algora, ya solo quedaría el bloque final y un bis fingido para no tener que abandonar el escenario y que el público tuviera que dejarse la voz pidiendo otra. “Medalla de oro”, “Ninguna canción habla de mí” y la llegada de los dos temas más esperados de la cita. Por un lado, esa “Drogas nuevas” que sigue siendo el gran himno de Víctor pese al paso de los años. Y, por el otro, un divertido cierre que no podía faltar con “Baloncesto” en el que nos habría encantado ver, eso sí, a La Prohibida junto a él en el escenario. Resumiendo, se podría decir que Algora se está construyendo un bolsillo de hits que funcionan estupendamente en los directos y que, además, su lado más intimista también se puede bailar muy bien encima de la pista para soltar unas cuantas lágrimas si lo necesitas.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.