Un concierto de estas características es difícil de superar hoy en día. Bandas que lo dan todo sobriamente sobre el escenario, y que comparten público aunque sean conceptualmente diferentes. Russian Circles son demoledores e impecables en directo. El trío instrumental de Chicago realiza un post rock por llamarlo de alguna manera, único y sin comparaciones posibles con otras bandas similares. Su show contagia esa intensidad emotiva mediante subidas y bajadas musicales que te las hacen sentir en el estómago, todo en medio de una oscuridad penetrante. El guitarrista Mike Sullivan ejerce de anfitrión frente al público, y su temario de esta noche ha repasado sus discos “Enter”, “Station” y “Geneva” junto a la inclusión de un tema nuevo para sorpresa de los más allegados, que seguramente se incluirá dentro de su nuevo disco “Empros”, aún por publicar.
El concierto de Boris fue una constante demostración de lo genios que llegan a ser estos prolíficos japoneses. Un concierto con una arranque atronador con temas rockeros y cabalgadas rifferas de la doble mástil de Takeshi con el tema “Riot Sugar” de su disco “Heavy Rocks” para pasar al contraste dando importancia a la voz de la guitarrista Wata con dos temas más parecidos al trip hop que a cualquier otro estilo, dejando a todos sin palabras y descontentos a otros que no lograban entender la grandeza de mezclar estilos y momentos musicales. El resto del concierto se sumergió en melodías más ochenteras y también afines a ese disco que sacaron el año pasado con Ian Astbury para desembocar después de una hora de show en un infierno de luz roja y con un tema como “Aileron” cercano a esa colaboración que hicieron con los maestros del drone Sunn o))) pero mucho más parecido a ese sentimiento que evocan los discos de ese gran grupo que es Ulver. Imposible finalizar una noche musicalmente hablando de mejor manera.
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