Delicioso y atemporal
ConciertosRoy Ayers

Delicioso y atemporal

8 / 10
Raúl Linares — 07-05-2016
Empresa — Pequeños Grandes Momentos 1906
Fecha — 04 mayo, 2016
Sala — Teatro Nuevo Apolo
Fotografía — Silvia de la Rosa

Tenemos que agradecer a determinadas marcas el que se marquen este tipo ciclos, en este caso el que trajo el pasado miércoles a todo un Roy Ayers al Teatro Nuevo Apolo. Tras ver la asistencia -unos tres cuartos de entrada, en los que quizás tuvo que ver algo el sempiterno partido de futbol- uno se da cuenta que este hombre hace tiempo que dejó de estar en la pomada, y que los géneros a los cuales influenció, como el acid-jazz, ya pasaron hace tiempo de moda; aún así esa gente que se desplazó a ver a uno de las figuras más importantes del jazz no salió defraudada, tanto por la calidad del concierto como por la cantidad, ya que, pese a sus 76 años, se tiró más de hora y media de concierto sobre el escenario (bises incluidos) repartiendo sonrisas y mucho, mucho groove.

La formación actual que se lleva de gira es bastante reducida, aunque les basta para reproducir casi a la perfección los mejores temas de la historia de este hombre; "tan sólo" fueron guitarra, bajo, batería y coros, pero lo clavaron todo y acompañaron en todo momento al show, sobre todo el bajista Donald Nicks, que estuvo casi todo el tiempo gustándose y mostraba su virtuosismo de vez en cuando, por aquello de no eclipsar al maestro. Roy salió con la camiseta de Miles Davis -uno de sus maestros reconocidos; el otro sería Herbie Hancock-, y se dedicó a desgranar algunos de sus éxitos ante una audiencia rendida desde la primera nota.

Versiones largas de los temas, maestría de Roy al vibráfono y a los teclados, alguna que otra jam y una conexión excelente con el grupo es lo que predominó durante el concierto, sobre todo cuando soltó perlas como esos grandísimos “Red, Black & Green”, “Can´t You See Me” y un “We Live In Brooklyn, Baby” que alargó como quiso (con músicos como esos tampoco era difícil) e hizo que nos levantásemos por enésima vez de nuestros asientos para ponernos a bailar. No podía faltar el tema que le dio a conocer, ese mítico y atemporal “Everybody Loves The Sunshine” que ha servido (y servirá) para musicar salidas y puestas de sol en Ibiza y que el público recibió con unos aplausos más que merecidos, la banda volvió a hacer una versión larga de este tema, alternándolo con un ritmo reggae para realizar otra lectura que quedó en algo anecdótica. Aun así nada que reprochar a este gran músico y mucho que agradecerle, entre otras cosas el que nos proporcionase esa hora y media larga de música deliciosa y atemporal.

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