Esa noche fue la noche en que se puso broche de oro no, ¡de platino!, al Gozo Festival 2024, ciclo de conciertos alrededor de Galicia con grandes nombres que, en su mayor parte, visitan por primera vez la comunidad. La presencia de todo un Rod Stewart en la ciudad herculina se convirtió, desde el momento de su anuncio, en uno de los conciertos más importantes que han pisado la ciudad (en la misma liga que Neil Young, Prince, Tina Turner, Elton John, Sinatra, todo el Concierto de los Mil Años...). Y, si matizamos, en el más relevante del siglo XXI.
Que sí, que tiene 80 años; que su show es como “Luar” en Las Vegas y para guiris de su edad en Marbella; que no toca nada de Faces y mucho menos del Jeff Beck Group; que su banda está compuesta por un puñado de funcionarios (por mucho tiempo que lleven algunos junto a él) y tres multi-instrumentistas que son las que aportan frescura, actitud y talento –porque las coristas no pasan de ser meros adornos para que el jefe descanse mientras ellas destrozan “I’m So Excited” de Pointer Sisters y “Proud Mary” de la Creedence pasada por Tina Turner-; que quizá el set fue algo corto (105 minutos); que parecía que de un momento a otro iba a salir Lito de la Panorama. Pero ¡hey!, es Sir Rod Stewart, y está por encima del bien y del mal. Vamos a verle a él. Punto.
De las 21 canciones que nos ofreció, 14 son versiones... ok, eso no es problema. Más de una las ha hecho suyas y no se conciben en otras voces (“I Don’t Want To Talk About It” de los Crazy Horse de Neil Young, compuesta por Danny Whitten), “Downtown Train” de Tom Waits o “Sailing” de sus paisanos escoceses Sutherland Brothers. La velada arrancó ochentera en su primera mitad, no porque todas las canciones fueran de esa época, sino por los arreglos con que se visten los temas, dejando su mejor momento con la cover del tradicional Delta Blues, “Rollin’ And Tumblin’” cuya versión más famosa (y en la que se basa el británico) es la de Muddy Waters.
Su otra gran incursión en la música negra, “I’d Rather Go Blind” de Etta James, también fue gloriosa. Y “Having A Party” de Sam Cooke, muy divertida. A partir de “Maggie May”, a mitad de la gala, el ensemble de trece músicos comenzó a sonar a banda de rock, para todos los públicos, pero rock al fin y al cabo. J’Anna Jacoby y Andrea Young lo bordaban en todo momento, acometiendo el violín, el banjo, la mandolina, la percusión... lo que hiciera falta, y la tercera en discordia, la arpista Julia Thornton, que también se calzó guitarra y banjo, demostraba también bastante más carisma y tablas que su consorte, el guitarrista Don Fitzpatrick.
Ellas tres valen la entrada del show por sí solas. A las inevitables “Baby Jane” y “Da Ya Think I’m Sexy?”, sus más exitosas incursiones en la Disco Music, y una profusión de baladas que elevaban el azúcar, dos momentos que quedan para la historia: “Young Turks” (compuesta junto a Carmine Appice) y el emotivo final con “Sailing”. Rod no volverá a España, se retira en 2025 con una amplia gira por U.S.A. y Europa, así que el privilegio de esta exclusiva fecha es doble. Pero si volverá el Gozo Fest, que ya ha confirmado grandes nombres como Anastacia, Lenny Kravitz, Alanis Morissette o Lionel Richie (¡ojo ahí!), y seguro que se guarda algún as en la manga.
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