Un Rock Fest reformulado
ConciertosBarcelona Rocks

Un Rock Fest reformulado

8 / 10
David Sabaté — 13-07-2023
Empresa — Rock´N´Rock
Fecha — 08 julio, 2023
Sala — Sant Jordi Club
Fotografía — Cedidas por la organización

Tras siete exitosas ediciones en el Parque de Can Zam de Santa Coloma de Gramanet, el Rock Fest ha vivido una edición reformulada, de transición, en formato de jornada única en el Sant Jordi Club, espacio que ha sustituido el originalmente previsto Pabellón Olímpico de Badalona; una decisión con la que, por sonido y ubicación, al final parece que salimos ganando.

Pronto se olvidaron las recientes caídas del cartel de HEAT y Ross the Boss: ningún obstáculo pudo deslucir las ganas manifiestas de la audiencia de disfrutar de una jornada festivalera con todas las letras. De acuerdo, aquí no hubo césped artificial, carpas ni foodtrucks, pero el ambiente festivo se apoderó del recinto desde el minuto uno.

Dieron fe de ello los suecos Eclipse, encargados de arrancar motores con su hard rock melódico que rápidamente caldeó la numerosa audiencia presente ya en la sala desde primera hora. Su líder Erik Martensson, camiseta de Bad Religion con el logo bien visible, rompió rápido el hielo a base de entrega y aplomo. De “Rose on Your Grave” a “Viva la Victoria”, sus 45 minutos de rock impecablemente ejecutado, quizás demasiado, resultaron ideales para la ocasión.

A continuación, fue el turno de la banda más cruda de la noche, Angelus Apatrida, quienes descargaron su incólume thrash metal ajenos al estilo predominante del cartel y sin ninguna voluntad de hacer concesiones. Habituales ya de festivales dentro –y fuera– de nuestras fronteras, el escenario no les quedó nada grande, al contrario. Fueron desgranando cortes sin piedad (“Of Men and Tyrants”, “One of Us”, “Give 'Em War” –ese arranque invocando a Slayer– o la final “You Are Next”) al tiempo que en la pista se formaban los únicos pero imponentes pogos de la noche. Vencedores en campo contrario.

Y llegaron los cabezas de cartel, un programa bicéfalo con sendos tótems del hard rock y el heavy metal mostrando con orgullo su alargada lengua bífida. Empezaron los británicos Saxon, uno de los máximos exponentes de la New Wave of British Heavy Metal. Conducidos por Biff Byfford, carismático y enérgico a los setenta y dos, melena blanca inconfusible y ataviado con su inseparable casaca negra que cubrió con un par de chalecos parcheados lanzados como ofrenda desde el público, los de Yorkshire fueron a lo seguro despachando un clásico tras otro: “Wheels of Steel”, “Heavy Metal Thunder”, “Never Surrender”, “Denim and Leather”, la hímnica “Crusader” o “Princess of the Night” como broche final.

Tras ellos, Scorpions irrumpieron con actitud rebosante y montaje propio de estadios: una cortina con el logo gigante de la banda dio paso al mensaje “Are You Ready to Rock?” para dejarse caer al ritmo de los primeros guitarrazos y las sirenas de “Gas In The Tank”, apertura de su último disco, “Rock Believer”, carga extra de fuel para su actual gira y oda a toda una vida en esto de rock. Casi sesenta años, que se dice pronto. Una cifra que ya por sí sola merece el máximo respeto, pero más aún por la inclusión en su set list de hasta cuatro temas nuevos (“Seventh Sun”, “Peacemaker” y el corte que da título a su último lanzamiento), osadía que pocas bandas de este calibre, si acaso Iron Maiden, pueden ejecutar sin despeinarse.

Junto a ellas destacaron, al inicio del show, “Make It Real” y el blues rock arrastrado de “The Zoo”, ambas extraídas de “Animal Magnetic”; y una única recuperación de los setenta, el medio tiempo instrumental “Coast to Coast”, minutos de oro para un Klaus Meine en buena forma vocal pero de movimientos anquilosados. Cosa de los setenta y tantos, suponemos, aunque su compañero Rudolf Schenker, solo un año menor, lo compensó con su habitual vigorosidad, pasarela arriba y abajo, flanqueado por el solista Matthias Jabs y por un Mikkey Dee (ex Motörhead) sobrado a las baquetas. Incluso el potente pero añejo solo de batería de este último resultó entrañable.

El resto del repertorio se centró en sus éxitos más celebrados de los ochenta y principios de los noventa, obviando su etapa pretérita, pero a nadie pareció importarle. Les sobran los hits, pero saben cuáles no pueden faltar: “Bad Boys Running Wild”, “Tease Me Please Me”, “Send Me an Angel”, “Wind of Change”, de letra modificada a favor de la causa ucraniana, “Black Out” y “Big City Nights”, con el escenario convertido en un hortera pero imponente skyline estilo Las Vegas repleto de luces de neón. Y como colofón, dos bises por encima de modas y estilos: “Still Loving You”, balada heavy por antonomasia, y una electrizante “Love You Like A Hurricane”, ambas coreadas hasta la afonía. Anacrónicos, dirán algunos. Yo prefiero el término atemporales.

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