Empecemos por el final. Robert Glasper saluda tranquilamente a las primeras filas, mientras uno de sus seguidores se acerca apresurado con una copia en vinilo de “Black Radio III” para que se lo firme. Cuando el teclista de Houston estampa su garabato en la contraportada, el seguidor en cuestión sale corriendo con las manos puestas en la cabeza. Además de ese premio, se lleva otro: un concierto de muchos quilates. De hecho, al salir de la sala me encuentro a un amigo que programa allí y me dice:`vaya delicatesen, ¿no?´.
El Apolo presentaba un gran ambiente compuesto por unos cuantos amantes del jazz, pero sobre todo por un público joven que se empapa de sonidos urbanos y que sabe cuán importantes son los cuatro músicos que hay en escena. La sesión comenzó con media hora de ritmos elegantes del DJ Jahi Sundance, que después seguiría durante el concierto como miembro de la banda de Glasper. De sus acompañantes quien se llevó una mayor ovación es el batería Chris Dave, incluso más que el propio Glasper. No es de extrañar, es un prodigio tocando, hace fácil lo difícil y tiene una manera de actuar, original y súper personal, que no verás en otros baterías.
Robert Glasper da mucho espacio a sus músicos, también a un bajista tan sobrio como Burniss Travis. De hecho, el creador de los volúmenes de Black Radio a veces queda parapetado tras sus dos teclados, pero eso no debe llevaros a engaño, él es el jefe. Desde las alturas vigila, controla, marca el tempo, es un diálogo libre y sumamente avanzado. En su catálogo hay jazz moderno, hip-hop y R&B, y sonidos urbanos que conectan más con el presente que con el pasado.
La propuesta de Glasper y su banda no es caldo para todos los públicos. En hora y media se calza únicamente cinco piezas, una jam para dejarse llevar por la magia de lo que oyes y por la visión de unos músicos insultantemente seguros de sí mismos. Quienes están allí saben a lo que han ido. Tienen enfrente a una leyenda que cada noche hace algo distinto. Con lo cual, la experiencia es siempre inédita. Y ¡qué decir de los los invitados! Si en otras fechas se suben a escena artistas de la categoría de Common, Pher, Lianna Le Havas, Kassa Overall o Vula Malinga, en esta ocasión el añadido es Mos Def. Un lujo verle moverse con su micrófono retro ofreciendo ese punto extra, cantando con una sonrisa y dando lo que necesitaba cada canción, a veces más enérgico y otras con más temple.
Tras noventa minutos de música sin pausa y casi sin frenos, Glasper se despide con esa actitud que me sigue impactando; es una estrella pero no quiere demostrarlo, por mucho que su planta imponga tanto y su destreza a los teclados sea la de un genio adelantado a su tiempo que, a pesar del éxito, siempre ha hecho (y hará) lo que le venga en gana.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.