Reverend Horton Heat, lo que pudo ser y no fue

Epígono irredento de Stray Cats, el texano Jim “Reverend Horton” Heat acumula una discografía indispensable en el punkabilly de los noventa y en contemporáneo, cuya última plastificación y motivo de esta esperada gira se denomina “Laughin´ & Cryin´” (Yep Rock). Porque además de saber vigorizar los acordes básicos del rockabilly hasta niveles de velocidad impensables, controla los parámetros del blues sin que estos queden supeditados al contrabajo de Jimbo Wallace y la batería de Paul Simmons- poco típica en el género por la abundancia de ítems- y lo conjuga todo con maestría, con economía de medios- es un trío imponente, nadie lo duda-. Otro punto a su favor es que, a través de su carácter de jactancioso crooner redneck, las canciones se redimensionan, y en discos añejos como “Liquor in The Front” (Sub Pop, 1994) o It´s Martini Time” (Interescope, 1996) se dan ejemplos claros. Pero la sorpresa, y en contra de la opinión de muchos y de las expectativas formadas, el firmante, que goza del estilo soslayando el mantra de que el rockabilly y aledaños resultan de variedad plana, lineales, enumeró como escasos los highlights del concierto. La sensación, a fin de cuentas,  fue que podía haber sido mucho mejor. “It´s Martini Time”, o “Jimbo Song” lucieron sobre el resto, en una distribución del repertorio entre novedades y clásicos -donde alcanzó sus mejores momentos- entrecortados por pausas de cinco minutos. Crónica de lo que pudo ser y no fue.